Es cierto que, y tal como ha quedado demostrado en distintos estudios o investigaciones realizadas en el marco analítico de la tecnología educativa, desde que las TICs se comenzaron aplicar en los diferentes campos de la educación o de la cultura, nunca ha habido grandes modificaciones en la esencia misma de los procesos educativos y culturales, sino que su papel se centra en ofrecer a los responsables y usuarios, verdaderos factores de cambio indispensables en estos procesos, otro tipo de nuevas propuestas y posibilidades que en muchas de las ocasiones llegan a complementar los métodos y mecanismos educativos y culturales tradicionales, o bien en otros casos, transformar sustancialmente los enfoques o técnicas metodológicas utilizadas hasta ese momento.

Pero, en cualquiera de los casos, el uso y aprovechamiento de las TICs y su convergencia digital en el sector de la educación y cultura, se desarrollan siempre considerándolas como facilitadores en los procesos educativos y culturales en todas sus actividades y servicios, adaptándose y modificándose siempre a las necesidades o requerimientos concretos de cada uno de los ámbitos, niveles o modalidades educativas.

3.1.1 La Educación y la Cultura Digital

La propia utilización de la convergencia digital de las TICs en el campo educativo y cultural, es un camino hacia la construcción de la educación y cultural digital ya que puede representarla según todos los valores tecnológicos que conlleva su resultado final. Es con las TICs y su convergencia digital que pueda surgir esa educación y cultura extendida para toda la sociedad y para todos los individuos; y en tanto que unión y proceso permanente de prácticas educativas y culturales, entre las prácticas cotidianas del ser humano; es decir, que con la convergencia digital de las TICs, se establecen aquellos lazos estrechamente vinculados entre el hecho educativo y cultural y las actividades colectivas e individuales de las personas (desde los centros escolares o culturales concretos hasta los virtuales, extramuros, etc.; desde la educación inicial hasta para toda la vida) en los que se basa la denominada educación y cultura digital.

En realidad no se trata de un concepto nuevo, pero lo que sí es novedoso es la facilidad que ofrecen las TICs y su convergencia digital para hacerla posible. Con estas tecnologías, el ser humano tendrá o deberá aprender a organizarse de otra manera para incluir la educación y cultura digital como parte de sus vidas y, por otra parte, todas las instituciones sociales tendrán o deberán prepararse para incluir mejor y de modo más adecuado este proceso tecnológico. Se creará así un nuevo espacio social que resultará muy beneficioso para todas las personas en el seno de la SIC.

Por ello, hoy día se entiende por educación y cultura digital aquel mundo de procesos, actividades, bienes o servicios que se generan en torno al uso de las TICs, y obviamente de su convergencia digital, la cual tiene como objeto apoyar el acceso a competencias cognitivas e innovadoras en procesos pedagógicos o culturales de aprender aprendiendo o hacer creando, y dentro de un círculo o proceso de formación y creación continua o permanente.

Hasta el presente, se había considerado muy a menudo que una infraestructura tecnológica limitada era el principal obstáculo para eliminar la brecha digital; pero las investigaciones indican que sin una verdadera educación y cultura digital, todo esfuerzo para suprimirla no sería posible. De ahí que la finalidad de la llamada alfabetización digital es, en las primeras etapas educativas, la de proporcionar a todos los niños y jóvenes no sólo una sensibilización y conocimiento sobre las TICs ubicadas en la vida social del ser humano, sino una utilización práctica dentro de una educación y cultura digital común, que haga posible la adquisición de los elementos básicos, así como una progresiva autonomía de acción en sus tareas de aprendizaje.

En la era de la educación y cultura digital es preciso que todas las personas tengan acceso a una formación básica en el uso de las TICs, de manera que puedan vivir y trabajar de forma natural en un contexto cada vez más apoyado en lo digital. Y aunque la propuesta es ir incorporando la enseñanza de las TICs en los planes educativos desde los primeros niveles de enseñanza (del mismo modo que integra la expresión oral, la lectura, la escritura o el cálculo aritmético) para que así, en el futuro, el adulto se desenvuelva de una manera natural en un mundo digital, será necesario que las personas que ya hayan superado esos niveles puedan adquirir dichos conocimientos. Por ello, los gobiernos deben dar la posibilidad de adquirir una educación y cultura digital a todos los ciudadanos.

A medida que se avanza en estas etapas educativas, la alfabetización digital incide en el desarrollo de la capacidad para adquirir otros conocimientos o habilidades en el uso educativo y cultural de las TICs. En estos niveles es cuando el alumno debe ir incorporando a su vida el idioma digital. Así pues, del mismo modo que la mejor manera de aprender una lengua es vivir en una comunidad donde se habla ese idioma, para adquirir el idioma digital es preciso vivir en un hábitat digital.


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