2.4.1. El verdadero sentido de la tecnología: los ordenadores como un instrumento cognitivo

De acuerdo con Sugrue (2000), lo que hace del ordenador o de la web un instrumento cognitivo es todavía discutible. Pero, poco a poco, los autores se van acercando a una definición operativa común sugestiva y revolucionaria. Lajoie (1993) habla del instrumento cognitivo para referirse a cualquier instrumento que pueda apoyar algunos aspectos de los procesos cognitivos de los estudiantes , por ejemplo, asumir determinados elementos de una tarea y así liberar el espacio cognitivo del estudiante a favor del pensamiento de nivel superior, o permitir a los estudiantes generar y probar hipótesis en el contexto de la solución de problemas.

En este sentido, los instrumentos cognitivos, derivados del ordenador, tienen la misión de ayudar a los estudiantes a aprender de manera significativa. Pueden colaborar en el aprendizaje obligando al estudiante a planificar las tareas que necesita llevar a cabo, favoreciendo, de esta manera, el pensamiento reflexivo del alumno. Los ordenadores pueden apoyar el pensamiento reflexivo de los estudiantes porque les permiten aprender planificando las actividades, controlando sus resultados, evocando lo que ya saben, creando conocimientos nuevos, modificando los viejos, aprendiendo de los errores, consolidando los aciertos, en suma, tomando decisiones respecto a la cadena de la construcción del conocimiento.

Como dice Jonassen (2000), los instrumentos cognitivos sirven fundamentalmente para ampliar, potenciar y reorganizar las capacidades de los estudiantes trascendiendo las limitaciones de la mente humana. De la misma manera que la tecnología surgida en la revolución industrial potenció la fuerza física del hombre, liberándolo de tareas y actividades que la máquina hacía con ventaja, las nuevas tecnologías de la información y la comunicación pueden potenciar la mente humana superando las muchas limitaciones físicas que condicionan su propia actividad intelectual. Los instrumentos cognitivos amplían el funcionamiento cognitivo (Salomon, 1993) e incluso pueden reorganizar y reestructurar la forma de pensar.

Otra idea que subyace, en el mismo sentido es que los instrumentos cognitivos pueden cumplir adecuadamente las funciones propias del andamiaje, porque guían los procesos de pensamiento del alumno mientras aprende, realizando tareas de apoyo sin crear dependencia ni reducir el esfuerzo del verdadero responsable del aprendizaje (Derry, 1990). Los instrumentos no hacen más fácil la tarea del alumno, trabajando por él o sustituyéndole a él, sino que se limitan a favorecer un uso más efectivo de sus esfuerzos en la construcción del conocimiento. Es más, como señala Perkins, 1993), el trabajo con los instrumentos cognitivos exige del estudiante un mayor esfuerzo mental porque no los puede utilizar sin poner en marcha procesos mentales más profundos a la hora de aprender, si bien el desarrollo de estos procesos se puede ver facilitado por la colaboración de los instrumentos cognitivos.

Los instrumentos cognitivos facilitan, además, la acción del pensamiento crítico, ya que la construcción de bases de datos, por ejemplo, o los micromundos exigen analizar, comparar, relacionar, distinguir, y éstas son habilidades específicas del pensamiento crítico. De esta forma, los instrumentos cognitivos pueden formar una verdadera sociedad con el estudiante, en la que comparten tareas que responden, en grados diferentes, a las posibilidades específicas de cada uno de los socios (Salomon, Perkins y Globerson, 1991). Es más propio del alumno planificar, organizar, decidir, evaluar (tareas que caen bajo la responsabilidad del ser humano y que éste sabe hacer mejor); y es más propio del ordenador almacenar, recuperar (tareas en las que el ordenador no tiene rival). Es más propio del ordenador realizar tareas de memoria, y más propio del estudiante asumir tareas que exigen pensar y tomar decisiones (Salomon, 1993). Esta es una concepción sensata del reparto del trabajo intelectual que hace honor a la nueva idea de la inteligencia distribuida o inteligencia ampliada (Perkins,1993).

Una vez descritas las características y rasgos de los instrumentos cognitivos, conviene identificar algunos de los instrumentos más importantes dentro del contexto del aula, describir algunas de sus funciones, evaluar el grado de su compromiso con los criterios antes apuntados, y considerar algunas de sus ventajas y limitaciones (Figura 1).

La clasificación de los instrumentos se basa en las estrategias cognitivas que cada instrumento desarrollan de una manera directa, aunque un mismo instrumento puede promover varias estrategias cognitivas en diferentes grados. Siguiendo a Jonassen (2000) una buena clasificación sería esta:

Figura 1. Instrumentos cognitivos


Como se puede observar, aquí no están representados todos los instrumentos, ni todas las funciones que los instrumentos cognitivos de la tecnología educativa pueden desempeñar.

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