1.2. Dos mundos diametralmente opuestos

Quizás el reto más importante que hoy afronta la pedagogía moderna es la necesidad de resolver la divergencia a la que acabamos de aludir: una divergencia total e irreconciliable -al menos, hasta la fecha- entre la educación escolar y la educación mediática. Mientras en la escuela la forma de expresión hegemónica es la verbal, en la sociedad mediática lo que domina todo es la forma icónica. Mientras la escuela educa fundamentalmente en la palabra hablada y escrita y con la palabra hablada y escrita, en la sociedad mediática el alumno recibe fundamentalmente mensajes de tipo audiovisual. Esto comporta que el alumno vive actualmente escindido, como esquizofrénico. Se da, por un lado, una borrachera de imágenes, la cultura mosaico, caracterizada por la inmediatez, la no-linealidad, 1a ubicuidad, la dispersión, el caos aleatorio, la seducción, la fascinación sin reflexión crítica; y, por el otro, el análisis, la estructura, el rigor y la sistematización, el verbalismo y la lógica, pero con distanciamiento y sin capacidad de seducción.

Algunos de los rasgos que definen estos dos mundos contrapuestos podrían sintetizarse en el cuadro siguiente.

Tabla 1.2.a. Rasgos definitorios y contrapuestos de la escuela y los medios de masas

ESCUELA MEDIOS DE MASAS
Cultura humanística Cultura mosaico
Hegemonía verbal Hegemonía audiovisual
Abstracción Concreción
Análisis Inmediatez
Lógica Sensaciones
Sistematización, estructura Dispersión, caos aleatorio
Linealidad Ubicuidad
Personalización sin seducción Fascinación despersonalizadora

Tal vez lo más inquietante de la contradicción entre estos dos universos sea este último elemento de la comparación, la contraposición entre seducción con riesgo despersonalizador (por parte de le educación mediática) e intento de personalización sin capacidad de fascinación (en la educación escolar). Los alumnos se sienten fascinados o seducidos por los medios de masas, ante los que les cuesta adoptar actitudes reflexivas y críticas. En contrapartida, en la escuela suelen adoptar -tal vez a veces a la fuerza- actitudes más o menos reflexivas, pero se sienten escasamente fascinados por ella, incluso cuando se incorporan a 1a enseñanza técnicas o recursos audiovisuales.

Esta divergencia o contradicción es particularmente grave por cuanto la cultura icónica en la que se nueve el alumno -esa especie de iconosfera en la que vive sumergido-, acaba por transformar sus gustos, sus hábitos perceptivos e incluso sus procesos mentales, convirtiendo en desfasadas e ineficaces muchas de las formas de comunicación utilizadas tradicionalmente en la escuela.

Probablemente, la solución pase por incorporar a la enseñanza lo mejor de los medios audiovisuales de masas (una forma de expresión específica, que se revela sumamente eficaz en su contexto) y, al mismo tiempo, aprovechar lo mejor que la escuela puede aportar a los medios de masas audiovisuales (una actitud humana, reflexiva y crítica). La escuela aprovecharía la capacidad de seducción de la publicidad, y ella misma aportaría su voluntad personalizadora.

Antes, sin embargo, de establecer los puntos de contacto que uno y otro discurso pueden aportar para el entendimiento de ambos extremos, bueno será que estudiemos previamente sus mutuas diferencias.

 

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