Pero,
es evidente que, ante los altos costos que tienen los equipamientos
tecnológicos, no se dará un aumento o renovación permanente de ellos
en el campo educativo y cultural. Será necesario, pues, guardar
un justo equilibrio entre la compra de nuevos equipamientos y
el coste de los servicios de información, para lograr optimizar
su utilización y el funcionamiento de sus redes de comunicación
interna o externa.
De
ahí que muchas veces, los tiempos, servicios o dispositivos de las
TICs que ofrecen los planes, programas o iniciativas nacionales,
regionales y locales, sean públicos o privados, para equipar los
centros educativos o culturales, no corresponden la mayoría de las
veces a los que ellos verdaderamente necesitan. Por ello, siempre
ha sido recomendable, y sobre todo, por la rapidez como se producen
los cambios tecnológicos de los equipamientos y de los servicios
de los medios de comunicación, que cada proyecto de equipamiento
de los centros educativos responda a sus condiciones y requerimientos
internos específicos.
En
realidad, todos los colectivos educativos, sean locales o territoriales,
tendrán una mayor implicación en el campo de la convergencia
digital de las TICs, si los usos educativos de éstos se desarrollan
ampliamente, y los profesores o directivos escolares participan
en los procesos y toma de decisiones para adquirir los equipos,
dispositivos o servicios tecnológicos que verdaderamente requieren.
Nunca ha sido recomendable que se realicen adquisiciones o implantaciones
masivas de equipamiento tecnológico en los centros escolares o culturales,
mismo si por un lado, se rebajan costes significativamente, y por
otro lado, siempre es bueno concertar y establecer ciertos parámetros,
normas y orientaciones generales, que sin ser demasiado rígidas,
impidan tener incompatibilidades entre ellos y se pueda armonizar
la infraestructura tecnológica.
Pero,
si fuera necesario establecer ciertas pautas técnicas y una normativa
de objetivos, metas, actividades o servicios, cada región, cada
localidad o cada centro educativo y cultural, deberán poder definir
sus propias prioridades tecnológicas y sus propios tiempos para
permitir un acceso igualitario a sus servicios y contenidos y
una mayor calidad y pertinencia pedagógica o didáctica en cada uno
de ellos.
Desde
esta perspectiva, la convergencia digital de las TICs deberá
permitir la posibilidad de ofrecer a todos los centros educativos
y culturales el desarrollo de dispositivos y servicios tecnológicos
que permitan una tarifa plana para acceder a un Internet de banda
ancha o alta velocidad. Además de posible, esta situación podrá
desarrollar otros soportes técnicos para que los centros educativos
y culturales puedan establecer entre ellos una red que los articule
y los enlace de una manera simple y con una aceptación unánime.
Tanto
para las diferentes funciones pedagógicas, didácticas o divulgativas
de los centros escolares y culturales, como para los diversos usos
o procedimientos administrativos o de gestión, toda red educativa
o cultural deberá integrarse, sobre todo, con las entidades
que les aportan contenidos, como productores o distribuidores de
materiales, impresos, electrónicos o digitales, audiovisuales o
multimedia, y las que les coordinan, controlan, certifican o evalúan
sus actividades o servicios.
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