3.2.3
Los Contenidos Educaticos y Culturales de las TICs en su Convergencia
Digital
A
partir de la convergencia digital de las TICs, otro de los
parámetros analíticos a tener en cuenta, es el de sus contenidos
y servicios, generados y puestos a disposición, tanto por los
productores y proveedores de contenidos y servicios educativos y
culturales como a los usuarios y aplicadores. Si la disposición
de las infraestructuras de las TICs es el primer paso que debe dar
la comunidad educativa y cultural para poder acceder a sus contenidos
y servicios, el desarrollo de contenidos digitales es otro proceso
paralelo de gran importancia para el pleno funcionamiento o incorporación
de estas tecnologías a las distintas actividades educativas y culturales.
En realidad, los contenidos de las TICs para la educación y la cultura,
son otro de los elementos esenciales para el desarrollo de la educación
y cultura digital.
Al
igual que otros campos de aplicación social como la información
y el entretenimiento, la convergencia digital de las TICs
no podrá ser seguramente utilizada en la educación y la cultura,
si no se producen suficientes contenidos multimedia interactivos,
creados y/o adaptados a los verdaderos requerimientos pedagógicos,
didácticos o divulgativos de sus actuales y futuros usuarios reales
y potenciales. Y sin contenidos, las posibles aplicaciones de
las TICs en cualquier práctica educativa o cultural se convertirían,
sin lugar a dudas, tan sólo en un buen propósito teórico.
De
ahí que superar rápidamente la problemática de las instalaciones
y los equipamientos tecnológicos, para abordar las cuestiones esenciales
de la concepción y producción, difusión o distribución de los contenidos
educativos y culturales se vuelve un escenario estratégico, no sólo
de análisis, sino de desarrollo inmediato. Y no habrá que olvidar
que los medios y tecnologías educativas son espacio excepcional
para tal fin. Los sistemas educativos y culturales pueden jugar
un rol fundamental en la creación de un gran número de contenidos
y recursos tecnológicos, dentro de esta convergencia digital
de las TICs.
Y
aún cuando la mayor parte de las inversiones o gastos que se han
efectuado en el sector de las TICs aplicadas a la educación y la
cultura, se centran en la compra o instalación de equipamientos,
dispositivos o infraestructuras completas, así como de sus conexiones
o la conectividad entre ellos; será necesario volver a señalar de
nuevo - a pesar que en todo momento se plantea y se reivindica ya
el interés y la importancia de la generación de contenidos -, que
todavía no se alcanzan idénticos niveles de inversión que los rubros
anteriores. Cierto, en la educación y la cultura, se sigue tratando
constantemente de desarrollar e innovar sus procesos de actuación
con y en las TICs, pero no se sigue todavía al mismo ritmo, la propia
concepción y producción de los contenidos.
Sobre
este tema habrá que señalar que el primer tipo de barreras
para la creación y producción de contenidos digitales de carácter
educativo y cultural, y que muy a menudo desincentiva la creación
de los mismos, es el problema del alto grado de inversión que
se requiere, y el cual, sin embargo, debería ser idéntico a como
sucede con los procesos de producción de contenidos digitales de
otros actividades sociales como el ocio, el entretenimiento o la
información periodística. Siempre se ha señalado que la producción
de los contenidos educativos y culturales, es costosa en tiempo
y en recursos humanos; y que además dichos materiales pueden quedar
obsoletos en breves lapsos de tiempo.
Pero,
aún cuando la creación y producción de contenidos digitales educativos
y culturales, suponga inicialmente un importante esfuerzo financiero
y laboral, otros gastos relativos a su distribución y comercialización,
siempre serán mucho más reducidos para este tipo de contenidos,
si llegan a industrializarse o comercializarse a una escala masiva;
desde esta perspectiva, y frente a un análisis de coste - beneficio
por usuario, los montos de inversión para la producción de un gran
número de contenidos educativos y culturales, resultan siempre inversamente
más pequeños cuando se puedan ofrecer a amplias capas de la población,
y todavía más cuando pueden adaptarse a las características propias
de cada colectividad y persona.
Es
evidente que son los propios responsables funcionarios, usuarios
reales, desde directivos o encargados de establecimientos educativos
y culturales, hasta sus profesores o técnicos (por ejemplo, guías,
curadores de museos o galerías de arte), las principales personas
implicadas en el diseño y definición de acciones o actuaciones que
van dirigidas a fomentar la producción y utilización de las TICs,
y de sus servicios y contenidos; además son estas las personas
que mejor pueden evaluar la efectividad de los mismos. En algunos
casos, también pueden otros usuarios, como los propios alumnos los
que complementen y creen contenidos que resulten de utilidad para
otros estudiantes.
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