2.3.3. Validez
Hemos ya expuesto anteriormente el concepto de validez: un test
es válido si mide lo que con él se pretende medir.
Hay que distinguir primeramente entre validez aparente y validez
comprobada.
La validez aparente se refiere al grado en que el test parece que
mide lo que quiere con él medir. En cierto tipo de instrumento tiene
gran importancia por sí misma, pero, no es suficiente, porque en
muchos casos hay que aplicar el test a ciertos sujetos que sólo
se prestan a contestarlos si les parece aceptable. Es claro que
si los sujetos no colaboran, el test no puede aplicarse o sus resultados
se deterioran.
Buena parte de los problemas de los test, radican en su validez
aparente. Hay veces que, al contrario, es conveniente disfrazar
lo que pretende medir.
No afecta, sin embargo, al test de detección de biendotados, el
problema de la validez aparente (o, al menos, no en lo que respecta
a nuestro estudio), por lo que no profundizaremos más en este apartado.
La validez comprobada es aquella que ha sido verificada de alguna
manera empírica o experimental. Puede ser empírica o teórica.
Es empírica, cuando se ha comprobado de modo práctico, y teórica,
cuando se ha comprobado con argumentos científicos que el test mide
la propiedad que pretende medir.
Para comprobar la validez empírica de un test es preciso definir
un criterio externo de validez. Llamamos coeficiente de validez
del test a la correlación entre el test y el criterio. Si los sujetos
varían en el test como en el criterio, la correlación será elevada
y el test tendrá un alto coeficiente de validez respecto a ese criterio.
De esta manera, aparece claro que el problema principal estriba
en elegir un criterio lo más adecuado posible y en medirlo adecuadamente
y con precisión.
Respecto a la discusión sobre la idoneidad de los criterios externos
de validez empleados en la presente adaptación, nos remitimos al
apartado correspondiente expuesto más adelante.
La validez empírica, puede, a su vez, clasificarse en prospectiva,
inspectiva y retrospectiva, según se haya realizado la comprobación
mediante la correlación entre el test y un criterio medido ulteriormente;
medido en el mismo periodo o medido posteriormente.
En nuestro caso, la validez ha sido inspectiva (también llamada
concomitante o concurrente) puesto que las medidas del criterio
fueron tomadas a la vez que las del test.
Respecto
a la validez teórica, su cuantía viene indicada por argumentos lógicos
y experimentales, que equivalen a su relación con un criterio interno.
Podemos distinguir dos tipos, principalmente de validez teórica:
la validez muestral o de contenido y la validez conceptual o de
constructo.
La validez de contenido se logra en la medida en que el mismo procedimiento
seguido para la construcción el test ofrece garantías de que se
han definido claramente los diversos aspectos del área que queremos
medir y de que cada uno de estos aspectos está convenientemente
representado por el número adecuado de items. Este tipo de validez
no puede concretarse en ninguna clase de correlación, expresa directamente
la relación entre el test y el criterio interno constituido por
la materia a que el test se refiere.
De esta forma, en la práctica, esta validez se identifica con la
validez empírica, con el coeficiente de validez, aun cuando metodológicamente
es incorrecto.
Una forma, aproximativa, de cuantificar la validez de contenido,
es realizar un análisis de los elementos que constituyen el test.
Esto es lo que, en parte, hemos realizado en la adaptación del test
de detección de bien-dotados, como expondremos más adelante.
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Respecto a la validez de constructo, consiste en comprobar, según
la metodología de la investigación científica, que el test mide
efectivamente la variable a que se refiere.
El asunto es sumamente complejo. Lo que se persigue es garantizar
que la variable que pretendemos medir es consistente, es decir que
su concepto posee una lógica científica y psicológica.
Así como en nuestro caso, había que verificar que, en efecto, la
variable "biendotado", y, en concreto, las variables "creatividad" "liderazgo", etc... medidas por el test, existen de hecho como constructo
psicológico, con entidad y consistencia.
No es pues la labor de una adaptación verificar este tipo de validez.
En nuestro caso, cada variable ha sido efectivamente comprobada,
y ofrecen suficiente consistencia lógica dentro del sistema teórico
de la psicología, pues todas ellas descansan en gran número de comprobaciones
experimentales.
Finalmente, la validez de constructo no agota el campo de la validez
teórica. El lector interesado por el tema, puede consultar Yela,
1956, 1957.
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