2.3. Adaptación

2.3.1. Introducción

Un test, o un cuestionario, es un instrumento con el que pretendemos medir algo, bien un constructo interno no observable directamente, bien un comportamiento determinado en una situación concreta, o bien unas capacidades que nos permitan realizar predicciones. Lo esencial, pues, de un test, como en cualquier otro tipo de instrumento de medida, es que mida lo que efectivamente pretende medir, y que lo haga con la máxima consistencia posible. El grado en que un instrumento mide lo que dice medir, viene indicado por su "validez" y su consistencia al hacerlo, por la "fiabilidad".

Validez y fiabilidad son así las propiedades necesarias de todo instrumento de medida, test en nuestro caso. El sujeto paciente al que están destinados estos instrumentos en nuestra ciencia, es el individuo, su comportamiento, y, en última instancia, su "psiquis", en cuanto reflejo, o inferencia de su comportamiento, sus verbalizaciones o su pensamiento. Siendo, pues, éste el "objeto" a medir de los test, es comprensible que el problema de su validez y fiabilidad haya sido (y siga siendo) la cuestión "clave" de estos instrumentos. Y aún más, de la ciencia psicológica en general. En efecto, la pregunta era ¿Es que es posible cuantificar la psiquis?, Y aún, concediendo que sea posible, ¿Es estable esta medida, o la psiquis evoluciona de forma aleatoria, inconsistente, no tipificable? Aceptamos, superada hace muchos años la dicotomía mente-cuerpo, el dualismo materia extensa-materia inextensa, que la psiquis es, en cuanto participa del soma, medible, y, por tanto, es posible construir un instrumento válido que nos cuantifique la parcela que deseamos medir. Quedan aún pendiente dos cuestiones importantes:

- ¿Es estable esta medida?
- Es posible que el instrumento sea válido para el sujeto que hemos medido, pero ¿Será válido también para otro/s?

La cuestión se hace sumamente compleja. La primera pregunta nos sitúa frente a dos interrogantes importantes: si nuestra medida no es constante, a qué se debe. ¿A la falta de constancia intrínseca en nuestro instrumento, o a la falta de constancia intrínseca a la conducta humana? Si se debe a lo primero, es, obviamente, un problema de medida. Entra de lleno en el campo de la psicometría. Es la cuestión de la fiabilidad en los test y es el tema del que nos ocuparemos. Si se debe a lo segundo, es la famosa polémica consistencia "versus" especificidad, uno de los interrogantes básicos planteados a la psicología. Entra de lleno en el campo de la teoría psicológica, y escapa a los límites del presente estudio.

Respecto a la segunda pregunta ¿Será válido también para otro/s? Hace que nos enfrentemos de nuevo a otra de las polémicas inherentes al planteamiento psicológico: ¿psicología experimental o clínica, enfoque nomotético o ideográfico? Nuevamente, nos enfrentamos a una cuestión básica, pero que corresponde más a la teoría psicológica que a la psicometría, aún cuando naturalmente, aquella, se apoye en ésta. (ver Michael W.).

El teórico de los test, tiene la obligación de construir instrumentos útiles, que midan lo que pretende medir, en base a las teorías psicológicas que están en la base de su constructo, y que sean consistentes (fiables) en esa medida. Así, simplifica sus interrogantes y se plantea: este instrumento debe medir lo que deseo medir, y no otra cosa, debe ser fiable, es decir, medir ahora lo mismo que pasado un lapso de tiempo, y ha de ser útil para un conjunto amplio de sujetos. Para conseguir esto, ha de basarse en una muestra de sujetos lo suficientemente amplia y representativa como para poder generalizar sus resultados a otros sujetos de la población, eliminando así, en lo posible las diferencias individuales no debidas a la variable de estudio, así como las diferencias individuales debidas al error de medida del instrumento.

Por otra parte, el resultado de un sujeto en un test suele expresarse mediante una puntuación. Así se dice, por ejemplo, que un sujeto ha obtenido la puntuación x=50 en un test de la variable y. ¿Cómo interpretar esta puntuación?¿Indica mucho, poco o regular valor en y?. La puntuación en sí no permite contestar estas preguntas. Para hacerlo es preciso compararla con las que obtienen los demás sujetos. Nuevamente, como en el caso anterior, se precisa una muestra representativa. Si el sujeto en cuestión es un niño de once años, tendríamos que compararlo con la población de los niños de once años. Pero no podemos aplicar el test a toda la población. Escogemos entonces un número suficiente (N) de sujetos de características semejantes, extraídos aleatoriamente de la población. Entonces, aplicamos el test a todos estos sujetos en las mismas condiciones, con las mismas instrucciones, material, tiempo, etc.

Las puntuaciones obtenidas por este grupo servirán como norma para interpretar las que luego obtengan los sujetos de once años. Por eso se llama a ese grupo, grupo normativo. La puntuación anterior, x=50, indicará un valor en y medio, superior o inferior, según se aproxime a la medio del grupo normativo o se aleje de ella por uno u otro extremo.
Para interpretarla con el máximo rigor posible, hemos de averiguar la posición exacta que ocupa en la distribución del grupo. Para ello, se transforma la puntuación obtenida en el test (puntuación directa), en otra que nos indique dicha posición (puntuación tipificada). La puntuación tipificada de un sujeto expresa, pues, la posición relativa del sujeto en la población a que pertenece. De esta manera, mediante las puntuaciones tipificadas, podemos comparar a unos sujetos con otros, siempre que provengan de poblaciones representadas por la muestra, y podemos comparar también los resultados que obtiene un mismo sujeto en diversos test.

Una vez expuestos estos conceptos, podemos decir que la adaptación de un test consiste esencialmente en revisar la fiabilidad, validez y tipificación del instrumento para su uso en una población de características diferentes. El test cuestionario test de detección de bien dotados, ha sido construido recientemente en Norteamérica, y, por tanto, validado y tipificado empleando muestras norteamericanas. Dado que la población norteamericana es socio-culturalmente muy distinta a la española, si deseamos emplear este cuestionario en España, deberemos adaptarlo a las características de nuestra población, y, en concreto, a las características de la población a la que está enfocado. Debemos pues, analizar su fiabilidad, su validez y la tipificación de sus puntuaciones.

 
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