1. La de los
propios archivos audiovisuales nacionales, que son en sí organismos
que actúan a nivel nacional y que tienen por misión documentar,
conservar y hacer accesible públicamente todo el patrimonio audiovisual
del país o una parte significativa en materia informativa. A menudo
son financiados por el Estado y comprenden muchos de los archivos
mundiales más grandes y conocidos de películas, televisión y grabaciones
sonoras. Estos archivos disponen a veces de un considerable volumen
de recursos destinados a la restauración y la reconstrucción de
películas, programas y grabaciones a las que se suponen posibilidades
comerciales. Cuando en el país de que se trate existen disposiciones
en materia de depósito legal, lo más probable es que sean estos
archivos los que reciban el material correspondiente. Los servicios
de acceso pueden ser numerosos y cubrir todo el abanico de la
exhibición pública, la comercialización, el apoyo profesional
y las investigaciones privadas. Pueden abarcar servicios técnicos
especializados y de asesoría; a menudo complementan, atienden
y coordinan las actividades de archivo audiovisual de otras instituciones
del país(4) . Su función es análoga a la de
las bibliotecas, los archivos o los museos nacionales; en algunos
casos, son departamentos de esas entidades y en otros casos son
instituciones aparte, de dimensión y autonomías comparables.
2. La de
los productores y medios de radiodifusión, que son archivos que
existen en estaciones de radio, canales de televisión y entidades
productoras de audio y vídeo, los cuales contienen el inventario
o catálogo de sus programas, y que se conservan casi siempre como
demostración de sus actividades realizadas, activos empresariales
o institucionales, o bien muy a menudo, con fines comerciales
o de preservación; la utilización de estos archivos se realiza
teniéndolos comos recursos audiovisuales para la redifusión o
producción de nuevos contenidos. También en sus acervos, se incorporan
todas las grabaciones del material en bruto como, entrevistas
y efectos sonoros y, a veces, otro tipo de materiales escritos
como guiones o documentación relacionada con los contenidos archivados
que dan nacimiento a los llamados archivos de programación
(5).
3. La de los
museos audiovisuales, que además de preservar y mostrar artefactos
(cámaras, proyectores, fonógrafos, carteles, publicidad y artículos
efímeros, vestuario y objetos de recuerdo), presentan imágenes
y sonidos en un contexto de exhibición pública, con fines educativos
y de entretenimiento. Dentro de esta categoría, los museos de
cine forman un grupo reconocible que va creciendo, mientras que
otros se centran en los medios de radiodifusión o en el sonido
grabado. En realidad, la mayoría de los archivos audiovisuales
son museos audiovisuales, como es el caso de muchas cinematecas
o videotecas en el mundo.
4. La de los
archivos universitarios, académicos y de investigación, que en
todo el mundo existen dentro de numerosos centros educativos y
de investigación conservando acervos de grabaciones sonoras, películas,
vídeos o medios audiovisuales en general. Algunos se fundaron
ante la necesidad de prestar servicios a los cursos universitarios,
otros para conservar el patrimonio de la ubicación geográfica
y la comunidad en la que está emplazada la institución. Algunos
cumplen las dos funciones. Varios han evolucionado con el transcurso
del tiempo hasta convertirse en entidades de envergadura de ámbito
nacional o internacional. Algunos han diversificado sus recursos
financieros y han establecido importantes programas de conservación,
restauración y promoción.
5. La de los
archivos, bibliotecas y museos en general que es tal vez el grupo
más amplio de instituciones que han acumulado un volumen apreciable
de material audiovisual que desean conservar de forma permanente.
Este material es parte integrante de una colección o fondo previamente
establecido.