2.3
- LA TELEVISIÓN DIGITAL INTERACTIVA (Tvi - iTV)
Todo
planteamiento teórico - metodológico sobre la relación de televisión
e interactividad, abre de un modo necesario la posibilidad de enfocar
una vez más la propia problemática teórica que existe sobre televisión
como un medio de comunicación y, en especial, dentro de la función
comunicativa de la televisión, considerada hasta hoy como un clásico
medio de difusión ya que no se da una transmisión de información
en los dos sentidos de todo proceso comunicativo.
Si
bien la televisión ha tenido diferentes modos de retroalimentación
o de retorno, con el llamado feed - back de la participación
de sus audiencias por correo, teléfono, asistencia o presencia física
en las emisiones televisivas, tal como hemos visto anteriormente,
la irrupción de la informática o la computación en la vida cotidiana
del ser humano (pero sobre todo de su unión con las telecomunicaciones
a través de la telemática), ha permitido la aparición nuevamente
del deseo de hacer de los canales televisivos unidireccionales
un nuevo medio interactivo bi, o omnidireccional,
del mismo modo como se concibió ya en las primeras épocas remotas
cuando surgió la televisión por cable a finales de los años 50 en
ciertos países norteamericanos y europeos.
En
realidad, no hay que olvidar que los antecedentes interactivos de
la televisión se enmarcan dentro de su propia evolución tecnológica
(62), y cuya búsqueda es por una parte la retroalimentación,
respuesta o participación directa de los telespectadores; y por
otra, la optimización de canales de retorno para crear otros servicios
agregados, complementarios o suplementarios, interactivos y bajo
demanda, y que le puedan dar una mayor ganancia a la señal digital
transmitida.
Evidentemente,
la televisión interactiva se sitúa también en la propia evolución
de la televisión de pago (63), sea por cable o
vía satélite. Y si bien en la actualidad la mayoría de estas experiencias
se pueden situar ya en casi todos los países del mundo, su desarrollo
ha sido muy notable en aquellas naciones o regiones donde en, una
primera etapa, se utilizó al cable o el satélite para redistribuir
las señales de una televisión terrestre que no llegaba a todos sus
receptores, en zonas rurales o urbanas, altamente pobladas, y debido
a cuestiones de extensión territorial, condiciones orográficas o
perturbaciones climáticas. En una segunda etapa, se utilizó para
mejorar la calidad de la recepción, y luego para aumentar el número
de programas o canales disponibles mediante la teledistribución
de variadas señales televisivas o emisiones videográficas traídas
de otros países.
También
la televisión por cable ha pasado por tres grandes transformaciones
tecnológicas: la primera, a través de las antenas colectivas de
inmuebles o pequeñas localidades donde, por medio de una pequeña
red cableada, se podían ofrecer a sus pocos habitantes de dos a
tres canales; la segunda, con el uso del cable coaxial capaz de
ofrecer en sus inicios entre cuatro y doce canales y, mucho tiempo
después, entre veinte y cuarenta. La tercera y última fase, es la
que actualmente vive la televisión por cable, con el uso de la fibra
óptica - como substituto o complemento del cable de cobre coaxial
-para transportar cientos de señales televisivas o de vídeo.
La
televisión (y por extensión el vídeo, otra de los tecnologías más
convergentes en el campo de la comunicación e información), es quizá
con las telecomunicaciones y la informática, uno de los medios que
de forma constante viven los más acelerados procesos de transformación
o innovación tecnológica, tanto en la producción y transmisión como
en la recepción doméstica, y por extensión a una teledistribución
colectiva, comunitaria o vecinal.
|