Ainscow, en el prólogo de Echeita (2006), expone los elementos que configuran una educación inclusiva:

  • La inclusión es un proceso.
  • La inclusión tiene que ver con la tarea de identificar y mover barreras.
  • La inclusión tiene que ver con la presencia, la participación y el rendimiento de todos los alumnos y alumnas.
  • La inclusión supone un énfasis particular en los grupos de alumnos que pueden estar en riesgo de marginalización, exclusión o fracaso escolar.

Analicemos estos elementos y su relación con la accesibilidad.

  • La inclusión como proceso persigue la búsqueda constante de mejorar la atención a la diversidad. Será necesario que la administración educativa incentive la formación permanente del profesorado en el uso de tecnologías y que éste, cuando se plantee el uso de las TIC como recurso metodológico de aula, observe y contemple la posibilidad de acceso de los alumnos que presenten necesidades educativas especiales. En el transcurso de las ayudas informáticas para un determinado alumno tendremos que tener en cuenta que éstas no serán siempre las mismas; con el uso de las TIC estamos sometidos a un proceso continuo de avance en la mejora para buscar aquellas ayudas que sean más eficaces. Lo que hoy puede suponer una barrera digital en un futuro próximo podría ser accesible.
  • La inclusión tiene que identificar las barreras digitales presentes en las aulas. Estas barreras estarán relacionadas con el acceso a los dispositivos, con el software educativo y con la propia navegación web. Una vez identificadas será necesario dar respuesta en su eliminación. A veces, estas respuestas pasan  por el diseño de políticas educativas que vayan dirigidas a la eliminación de esas barreras digitales: políticas de I+D+I en la accesibilidad de las TIC que posibiliten la implementación y el uso de aquellas ayudas técnicas que mejor se adapten a las características de los alumnos dependiendo de sus carencias.
  • La inclusión necesita de la participación de alumnos con n.e.e. en tareas y actividades idénticas a las de los demás. El principio de normalización ha de estar presente en todas las tareas escolares bajo la premisa de que las personas con discapacidad pueden llevar una vida normal, accediendo a los mismos lugares, ámbitos y servicios que cualquier otra persona. En el uso de las TIC el alumnado con n.e.e. deberá ser capaz de enfrentarse a las mismas actividades que el resto del alumno, lógicamente con aquellas adaptaciones necesarias en función de las capacidades y competencias que éstos presenten.
  • En cuanto al rendimiento del alumno, no podemos olvidar que la competencia digital será clave en los procesos de evaluación diagnóstica (4) que se harán a través de las distintas administraciones educativas para medir los resultados del sistema educativo de nuestro país. La inclusión pasa por medir también la competencia digital de los alumnos con necesidades de apoyo, y para ello es necesario que las tecnologías sean accesibles.

Aunque con diferencias, existen colectivos de alumnos que presentan características psicológicas, sensoriales y/o físicas similares en cuanto a las necesidades de apoyos o ayudas técnicas. El profesorado de aula y el profesor especialista deben conocer las características del alumno en cuanto a capacidades cognitivas, afectivas, grado de movilidad que posee, etc., así como las ayudas disponibles para salvar las barreras con la finalidad de utilizarlas y acceder a las TIC.

Aunque para la mayoría de los autores utilizar una clasificación de las discapacidades no hace sino aumentar las diferencias entre las personas con discapacidad y las que no, también es cierto que para abordar determinados temas (como el que nos ocupa) es necesario hacer notar las diferencias, sólo así se conseguirá ofrecer una respuesta educativa adaptada. Es complicado realizar una clasificación exhaustiva de las distintas discapacidades que podemos encontrar en las aulas debido a la gran cantidad de tipologías existentes y de sus diferentes grados de afectación en los alumnos. Por esto voy a utilizar una clasificación muy general para relacionarla con las dificultades de acceso que se pueden encontrar en el uso de las TIC:  

  • Déficit visual: los alumnos con limitaciones visuales tienen problemas para acceder a al información a través de la pantalla del ordenador, por eso será necesario utilizar ampliadores o lupas para acceder al contenido visual. Por otro lado, las páginas y servicios web que están basados en gráficos no suelen disponer de información textual alternativa.
  • Déficit auditivo: los alumnos con limitaciones auditivas no pueden acceder a determinado software educativo por predominar la presentación de la información de forma oral. Será necesario disponer de canales alternativos de presentación de la información de forma subtitulada.
  • Déficit motórico: los alumnos con problemas motóricos pueden presentar limitaciones de movimiento motriz fino, esto hace que el acceso a la información y la comunicación estándar con el ordenador mediante teclado o ratón sea complicada. En este sentido se ha avanzado mucho en cuanto a la utilización de periféricos alternativos adaptados a las características de movilidad de los alumnos: joystick, teclados especiales, trackballs
  • Déficit intelectual: los alumnos con limitaciones de aprendizaje y/o discapacidad intelectual se pierden ante la complejidad de los interfaces diseñados. Será necesario emplear diseños sencillos, con pocos elementos e instrucciones claras. Este apartado será abordado al final del presente capítulo.

4. La LOE (Ley Orgánica 2/2006 de Educación) establece que al finalizar el segundo ciclo de Educación Primaria y el segundo curso de la Educación Secundaria Obligatoria todos los centros docentes sostenidos con fondos públicos realizarán una evaluación de diagnóstico de las competencias básicas alcanzadas por el alumno. Los resultados de esta evaluación de diagnóstico tendrán un carácter formativo y orientador.

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