5.5. DISCRIMINACIÓN ENTRE LO IMAGINARIO Y LO REAL EN LA EDAD ESCOLAR: DATOS DE UNA INVESTIGACIÓN

El estado de vigilia, el hecho de estar despierto, dormir y soñar -fenómenos intrínsecamente vinculados el uno al otro-, las alucinaciones, naturales o tóxicas, las ausencias, abstraerse en mundos imaginados, suspender la capacidad de incredulidad (suspension of the disbelief) cuando decidimos sumergirnos en la historia fílmica y deseamos vivir esa experiencia con la intensidad de la autenticidad, la reflexión, la meditación, etc., son situaciones neurobiológicas denominadas “estados de conciencia”.

Cuando nos acercamos a la comprensión del sueño sabemos que normalmente soñamos con actividades habituales, con lugares que representan o han representado algo para nosotros y, generalmente, con personas significativas en nuestra existencia.  Desgraciadamente, los sueños, en general, tienen una tendencia típica a ser emocionalmente negativos: la agresividad,  el temor,  la angustia, la ira o las tensiones que el sujeto padece, suelen caracterizarlos. Los sueños felices tienen una presencia escasa en su contenido.

Cuanto más profunda es la noche, cuando más desciende nuestra temperatura corporal, más lejano es el mundo de nuestros sueños, más se aproximan a las experiencias remotas de la infancia. Recién dormidos o al punto de despertar, los sueños tienen más que ver con nuestras situaciones presentes. No sabemos con precisión cómo se forman los sueños, pero los  adultos sí tenemos clara la distinción entre sueño y vigilia, proceso onírico y realidad. ¿Qué sucede con los niños? ¿Cuál suele ser, ahora, el contenido de los sueños y pesadillas de los chicos y chicas en una edad escolar madura? ¿Hasta qué punto influye en sus vivencias oníricas lo que ven en el cine y en la televisión? En una de nuestras investigaciones, quisimos acercarnos a los contenidos oníricos de los niños y niñas de nueve años para averiguar hasta qué punto el mundo del cine y de la televisión podrían influir en la temática de sus sueños y pesadillas. Se trabajó con 67 niños y niñas de Madrid, escolarizados en el mismo centro de un barrio de clases sociales medias y pertenecientes a tres grupos diferentes de 4º de educación primaria, a los que les solicitamos que contaran por escrito el contenido de algún sueño que hubiesen tenido últimamente. Se clasificaron, en primer lugar, los sueños de acuerdo con su temática, para posteriormente referirnos a los temas que protagonizan sus pesadillas. Procedimos, de este modo, a realizar el análisis de los diferentes contenidos que ocupaban eso que Freud llamaba “el trabajo onírico”.

Análisis de los temas reflejados en los diferentes sueños.
                       
En la siguiente tabla se observan las diferentes categorías en las que se clasifican los distintos tipos de sueños. Al lado del número total de sueños de cada categoría se refleja el porcentaje con respecto al total. A continuación se especifican cuáles corresponden a chicas o a chicos. Los signos de interrogación se refieren a dos de los trabajos en los que no se hallaba identificado el sexo de sus autores.

Tabla 1.  Clasificación de los sueños en función de los contenidos.

TEMAS

TOTAL

%

Chicos

Chicas

¿?

Series o películas

13

19

8

5

Aventuras

11

16

9

1

1

Extraterrestres

5

7

3

2

Monstruos horribles

11

16

8

2

1

Brujas, fantasmas y magos

4

6

4

-

Familia

10

15

3

7

Animales

4

6

2

2

Colegio

2

3

1

1

Otros

7

10

5

2

TOTALES

67

 

43

22

2

A partir de esta distribución estadística nos encontramos con que el grupo más numeroso, un 19%, establece relaciones concretas entre el contenido de los sueños y programas específicos de consumo televisivo infantil.

 

retroceder avanzar