4. EL ALCANCE DE LA COMPRENSIÓN AUDIOVISUAL EN LA  EDAD INFANTIL  (3-6 AÑOS)

4.1. LOS PRIMEROS PASOS HACIA LA INTELIGENCIA FÍLMICA

Recordemos que la percepción audiovisual es, ante todo, una vivencia polisensorial de carácter evolutivo en la que se ha de valorar tanto la maduración progresiva de los sistemas sensoriales comprometidos como la importancia de la estimulación y del aprendizaje.

Para establecer los primeros pasos de la comprensión y de la inteligencia fílmica, los niños necesitarán, a partir de los tres años, aprender a sentir, a ver y a oír usando su capacidad para utilizar símbolos. Esta es una realidad que sólo dependerá de que incluyamos en nuestro proyecto educativo el objetivo de enseñar lúdicamente a sentir, a ver y a oír, jugando a capturar los sonidos, los colores, las formas, o la propia imagen. Por ejemplo, ya que a los tres años les gusta mucho que les fotografíen, con una cámara digital pueden reconocerse al instante. El resultado de esa primeriza inteligencia fílmica se establecerá pues en los términos de la comprensión de lo que se ve y se oye. Nos encontramos, por lo tanto, en una fase de iniciación al hábito perceptivo multimedia y con la posibilidad, en esta etapa de educación infantil, de introducir a los niños en el aprendizaje de la comunicación audiovisual, adiestrarles en los procesos de interacción temprana con ella y preparar el camino para la conquista posterior de la inteligencia fílmica. Tengamos en cuenta ahora que la mayor parte de los niños se inician en el hábito televisivo hogareño, durante un mínimo de dos horas al día, en muchos casos a partir de los dos años y hasta los seis años, es decir, suelen pasar más tiempo viendo la televisión que en cualquier otra actividad durante su período de actividad lúdica. Por lo tanto, a los tres años será un buen momento para iniciarles en el objetivo educativo de enseñar a ver, en términos generales, y de enseñarles a interactuar con el medio audiovisual.

Pero ¿cómo hacerlo, siendo tan pequeños? Al menos de tres maneras diferentes, sencillas, pero muy aconsejables:

  1. Limitando en la medida de lo posible su impacto estimular.
  2. Dosificando  mucho el contacto inicial.
  3. Seleccionando de manera especial el tipo de imágenes, normalmente animadas, y programas que se puedan ir ofreciendo, siempre en compañía de adultos, profesores o padres, que han de utilizar este tipo de entretenimiento como un medio de comunicación afectiva y lingüística con el niño.

En este último sentido hay que decir que en España no se ha pensado, más allá del célebre Barrio Sésamo, de manera responsable, seria y decidida, en una programación especial televisiva para edades tempranas (de 3 a 6 años) que tuviera como objetivo una aproximación gradual y equilibrada con el medio y el fomento de la comunicación gráfica y del lenguaje.
             
Resulta que el período de desarrollo a partir de los tres años es crucial, ya que comienzan a desarrollarse:

  • El lenguaje verbal, más allá del expresivo que permanece y se enriquece.
  • El pensamiento con lenguaje, aunque se trate de un modo primitivo e inmaduro de pensar con la lógica propia de la edad.
  • La imagen mental, con su capacidad de reproducir lo percibido, de imaginarlo en otros momentos, y de anticipar situaciones no vividas.
  • La función simbólica y el juego. Lo fílmico se va a presentar, sin duda, como el medio más lúdico posible de simbolización

 

retroceder avanzar