Ahora
bien, otro concepto clave en el conocimiento de los archivos audiovisuales,
es el término de documento que utiliza la UNESCO, con inclusión
los de carácter audiovisual, y donde se integra las nociones de
contenido y soporte como dos elementos que tienen la misma
importancia(27). Los documentos al ser creados
deliberadamente por el ser humano, se pueden considerar como una
obra cultural(28) al reproducir imágenes y/o
sonidos integrados en un soporte, y que se caracterizan por el hecho
de que:
- su grabación,
transmisión, percepción y comprensión requieren habitualmente
de un dispositivo tecnológico,
- el contenido
visual y/o sonoro tiene una duración lineal, y
- el objetivo
es la comunicación de ese contenido, no la utilización de la tecnología
con otros fines.
En
los orígenes del término documento(29)
se refería a la palabra escrita en el sentido de registro de información,
pruebas o actividades artísticas o intelectuales, pero en el siglo
XX, y especialmente en relación con las obras audiovisuales, su
significado se amplió para referirse al registro y representación
física de acontecimientos, actividades, personas y lugares reales
(de ahí el nombre de documental a un tipo concreto de género
audiovisual para película, vídeo, programa de televisión o de radio).
En un amplio sentido, el contenido viene determinado no sólo por
el soporte sino también por su contexto histórico. En realidad,
los documentos audiovisuales no se producen en el vacío; son producto
de una época y un lugar concretos, por lo que, como tales, sólo
pueden apreciarse plenamente en este contexto histórico(30).
Existen
muchos tipos de documentos audiovisuales, que de acuerdo con distintos
conceptos teóricos y prácticos, pero sin diferencia del procedimiento
de registro(31), abarcan los soportes físicos
de los medios audiovisuales, como por ejemplo:
- las grabaciones
visuales (con o sin banda sonora): películas, cintas de vistas
fijas, microfilmes, diapositivas, cintas magnéticas, cinescopios,
videogramas (videocintas, videodiscos), discos de lectura óptica
a láser a) destinadas a la recepción pública mediante la televisión
o la proyección en pantalla, o por cualquier otro medio, b) destinadas
a la difusión al público,
- las grabaciones
sonoras: cintas magnéticas, discos, bandas sonoras o grabaciones
audiovisuales, discos de lectura óptica láser destinadas a la
recepción pública mediante la radiodifusión o por cualquier otro
medio, y su consumo particular o individual.
Entre
estos dos grupos, existe naturalmente una gama de documentos u obras
culturales que despiertan menos automáticamente el interés de los
archivos audiovisuales y que, en función de la percepción de cada
cual, pueden o no ajustarse cabalmente a la mencionada definición:
las fotografías, los multimedia(32), los rollos
de papel perforado para piano y música mecánica, así como el tradicional
diaporama audiovisual.
Un
documento puede comprender uno o varios soportes; y a veces un único
soporte puede contener más de una obra. Esta definición tiene por
objeto abarcar categóricamente las grabaciones sonoras y de vídeo,
las imágenes en movimiento (con o sin sonido), los vídeos y los
programas de radiodifusión tradicionales, tanto publicados como
inéditos, en todos los formatos, y, en cambio, excluir asimismo
categóricamente los medios de comunicación e información cuyos materiales
constituidos por textos en sí, independientemente del soporte utilizado
(ya sea papel, microformas, gráficos o diapositivas, formatos digitales,
etc.; la distinción es conceptual más que tecnológica, aunque en
gran medida exista también una diferencia tecnológica).
Si
bien los soportes magnéticos, como las cintas de audio y de vídeo
y los discos electro - ópticos de un ordenador o computadora, pudieran
tener un valor menor que el material que compone los cilindros fonográficos,
los discos o las películas, no hay que olvidar que toda valorización
de los soportes audiovisuales no reside en su materialidad, sino
sobre todo en el propio uso o consumo público de los contenidos,
y más allá de su valor audiovisual. Actualmente, esta constatación
es mucho más pertinente en entornos virtuales como el de las descargas
de imágenes y sonidos en Internet, aparentemente ajenos a todo tipo
de soporte físico.
Desde
esta perspectiva, es importante que los soportes multimedia no sólo
se ubiquen dentro de los equipamientos tecnológicos (hardware),
reducidos a veces en las memorias de los discos duros o dispositivos
externos y anchos de banda de sus conexiones del ordenador o computadora,
sino en los contenidos que son los que se ven y/o se escuchan, mediante
el uso de programas informáticos (software).
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27.Todo
documento o contenido audiovisual es una obra perceptible a la vez
por el oído y por la vista, y que consta de una serie de imágenes
relacionadas y de sonidos concomitantes, grabados sobre un material
adecuado. De ahí que todo patrimonio audiovisual comprenda:
a) las películas - series de imágenes en movimiento fijadas o almacenadas,
con o sin sonido acompañante - producidas, distribuidas y exhibidas
en un soporte que al ser proyectada crean una impresión de movimiento
en el público.
b) los vídeos que se refieren a una imagen electrónica en movimiento
(a diferencia de fotográfica) que aparece en una pantalla de televisión
u ordenador o aludir en general a un medio o formato conexo, como
en el caso de videograbación, cinta de vídeo o videocasete.
c) las emisiones que hacen referencia a la televisión y la radio,
con independencia de si se transmite por aire o por cable. Los dos
medios se caracterizan por la capacidad de ofrecer inmediatez en
directo (el caso, por ejemplo, de los programas de noticias, actualidad,
llamadas telefónicas del público o entrevistas), rasgo que no es
ni puede ser propio de las obras de creación estudiada como las
grabaciones de música pop, los largometrajes o los documentales.
Del Glosario de Derecho de Autor y Derechos Conexos de la Organización
Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) Para un examen detenido
de las expresiones documento y patrimonio documental, consúltese
Memoria del Mundo: Directrices para la salvaguardia del patrimonio
documental (UNESCO, 2002), http://unesdoc.unesco.org/images/0012/001256/125637s.pdf.
28. El
concepto obra cultural supone un producto resultante de un acto
y proceso intelectual deliberado; y aunque se podría argumentar
que no todas las grabaciones fílmicas, de vídeo o sonoras, tienen
un contenido o un propósito intelectual deliberados (por ejemplo,
una grabación sonora efectuada en la calle, cuyo contenido es fortuito),
también se podría alegar lo contrario: la intencionalidad, el mero
hecho de colocar una cámara o un micrófono para realizar esa grabación
es, por sí sola, prueba suficiente de la intención intelectual.
La noción de que una obra audiovisual sólo se puede hacer y percibir
de modo diacrónico, a lo largo de un lapso, es difícil de definir,
especialmente cuando la obra se puede percibir en una página WEB
o un CD-ROM, que permiten al usuario elegir el orden de reproducción
del contenido. No hay que olvidar que dentro de los archivos audiovisuales,
y entre los distintos soportes designados por la UNESCO como obras
culturales, se pueden citar los siguientes:
a) las imágenes en movimiento, cinematográficas y electrónicas como
las emisiones de televisión, vídeo e infográficas (imágenes de síntesis)
b) los diaporamas con fotografías fijas, gráficos y sonidos integrados;
c) los sonidos grabados en distintos formatos de audio y radio;
d) los juegos de vídeo;
e) los CD-Rom multimedia
29. Una definición completa de documento figura
en la sección 2.6 de Memoria del Mundo: Directrices para la salvaguardia
del patrimonio documental (UNESCO, 2002).
30. El mejor modo de apreciar una grabación en
cilindros de Edison es reproducirla mediante la tecnología original:
un fonógrafo acústico. El contenido de algunas grabaciones de sonido
viene determinado por el carácter material del disco que lleva un
agujero en el centro; las canciones pop duran 3 ó 4 minutos porque
en el cilindro de Edison o el disco de 78rpm habituales no se podía
reproducir una duración superior. Para ver un largometraje con sonido
de los años treinta, lo mejor es proyectar una copia de 35 milímetros
en una sala de cine de grandes dimensiones, reproduciendo el sonido
mediante un sistema de aquella época. En los largometrajes y los
dibujos animados se recurre muchas veces al truco de que los actores
se dirijan directamente al público de una sala de cine, que a su
vez conoce las convenciones cinematográficas. Los documentales informativos
cinematográficos con sonido no duraban más de 12 minutos porque,
por aquel entonces, esa era la duración máxima de un rollo de película
normal de 35 milímetros. Sacadas de contexto, estas escenas no se
pueden explicar. Para disfrutar de verdad de un programa de radio
de los años treinta no hay nada como estar en casa y escucharlo
en una radio grande de las que se colocaban en una repisa o venían
con su propio mueble, no en un transistor diminuto (que por aquel
entonces no existía.) Naturalmente, a menudo es imposible o, cuando
menos, poco práctico recrear el contexto de presentación original,
entre otras cosas porque la vida de una persona del siglo XXI es
distinta de la vida hace 50, 75 ó 100 años. Los ejemplos de este
tipo pueden multiplicarse. Op. cit. 2.
31. El término registro puede aplicarse a cualquier
medio o formato. En su acepción habitual en el campo de la archivología,
tiene el sentido de prueba duradera de transacciones, decisiones,
compromisos o procesos, a menudo en forma de documentos originales
únicos. Op. cit. 2.
32. Los CD-ROM, los juegos de vídeo, los sitios
WEB y otras creaciones digitales son de una construcción y lectura
no lineal diferente a los clásicos contenidos audiovisuales, al
tener la capacidad de presentar o transformar libremente la información
textual, auditiva o visual como rasgo normal de esta tecnología
multimedia. Pero, aún así, los fragmentos resultantes de imágenes
en movimiento y sonido, por breves que sean, siguen siendo lineales
en sí mismos por naturaleza, y una secuencia de fragmentos, deliberada
o no, también es lineal.
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