Los archivos audiovisuales de carácter educativo y cultural se han intentado desarrollar en diferentes frentes: desde los propios espacios escolares donde las personas interesadas (profesores y alumnos) en su uso, han ido constituyendo un acervo audiovisual de forma todavía muy artesanal (tipo de los que existen en una repisa, librería, archivero o estantería dentro de un salón de clase, sala de profesores, biblioteca o sala de medios de una escuela, e integrado por los pocos vídeos, audios, filminas o diapositivas que fueron donadas o cedidas por alguna embajada, organización filantrópica o medio de comunicación; o simplemente adquiridos o copiados por la pura voluntad de uno o varios profesores), hasta las industrialmente instituidas por organismos públicos y privados, responsables e interesados social o económicamente de la educación y la cultura de un país.

Por ello, y aún cuando todavía son muy pocos los verdaderos archivos audiovisuales con fines educativos y culturales que existen en el mundo, hay sin embargo algunas experiencias e iniciativas muy significativas que evidentemente por cuestiones de tiempo y análisis de este informe habría que intentar centrar en dos grandes ámbitos: las de los propios medios audiovisuales y redes telemáticas de las instituciones educativas y culturales, sean públicas o privadas; y las que surgen desde el amplio abanico de las industrias audiovisuales y multimedia de carácter educativo y cultural, pero con fines netamente comerciales.

Y aunque en todas estas experiencias e iniciativas haya diversos intereses políticos, económicos o ideológicos, es necesario reconocer por lo menos algunas intencionalidades paralelas muy específicas, pero a veces, integradas en el desarrollo de las propuestas antes descritas: por un lado, el interés tecnológico que desde el poderoso sector productivo de los servicios de la educación y la cultura pueda influir para alcanzar una estandarización técnica que haga posible un uso y una aplicación más universal de los equipos tecnológicos existentes en el mercado (que implica una producción masiva para reducir costos y un uso intenso que responda a estándares tecnológicos más universales para que recursos, contenidos y aplicaciones audiovisuales y multimedia de carácter educativo y cultural se puedan adquirir y usarse en cualquier parte del mundo); por otro lado, está el interés por lograr que las aplicaciones sean útiles socialmente pero, sobre todo, que se orienten los desarrollos para lograr una humanización de esta tecnología, para que sea real extensión del ser humano.

Sin embargo, y a pesar de lo que se dice, aunque los desarrollos tecnológicos de los medios de comunicación audiovisual y multimedia tienden a presentar la estandarización y humanización universal como un objetivo o meta final de su evolución, la historia reciente de estos procesos tecnológicos nos demuestra lo contrario: nunca se llega a la compatibilidad de los sistemas audiovisuales y multimedia puestos a disposición del usuario en el mercado, si bien esta permanente búsqueda de la estandarización y humanización universal de la tecnología permite la existencia de equipamientos tecnológicos más accesibles y fáciles de manejar, y a menor costo(115).

Al margen de la comercialización que los archivos audiovisuales pueden adoptar, su acceso constituye la clave central de su funcionamiento y, con frecuencia, de la justificación política de su existencia cuando son financiados con fondos públicos. La presión que recae en los archivos a efectos de generar ingresos, debe tener presente esta clave y adoptar las estrategias necesarias para justificar o cobrar los servicios ofrecidos al usuario, e intentar de este modo que la protección del patrimonio pueda autofinanciarse.

Dentro de estos últimos usos educativos y culturales de los archivos audiovisuales, nuevos contenidos de vídeo o teleconferencias interactivas por medio de canales de multidifusión o a través de redes de telecomunicaciones conectadas punto a punto, pueden tener una gran utilidad para servicios de vídeo bajo demanda. No hay que olvidar que con anterioridad a la aparición del servicio del multicopiado de vídeos, ya se había introducido el vídeo interactivo con varios títulos dedicados a la diversión y entretenimiento, pero también para la información, educación o instrucción.


115. Pero nunca, y a pesar de las grandes o pequeñas inversiones en I+D+i, se reducen los grandes costes y derroches de recursos técnicos, humanos y económicos para la fabricación de equipamientos tecnológicos homologados, aún cuando se lleguen a alcanzar por otro lado, equipos informáticos que con determinados programas, herramientas y periféricos multimedia se vuelvan equivalentes a pequeños estudios de producción audiovisual radiofónica o televisiva.

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