• El almacenamiento

Almacenar un documento audiovisual con su soporte original y proteger su integridad, significa ante todo que no se pierda la información que contiene, pero también tratar de ofrecer a los archivos audiovisuales todas las condiciones más favorables para su conservación y acceso actual y futuro. De ahí que los archivos audiovisuales procuran almacenar sus acervos en entornos estables donde la temperatura y el índice de humedad son bajos, con lo cual se reduce al mínimo el riesgo de degradación, se retrasa al máximo la fecha de caducidad y se gana tiempo para su conservación.

Pero, para cuidar los archivos audiovisuales a largo plazo, es necesario tomar medidas deliberadas para garantizar su supervivencia, lo cual en una perspectiva cronológica amplia suele equivaler a la adopción de medidas institucionales. También la luz, los contaminantes atmosféricos, los animales e insectos y la seguridad material, deben ser controlados para prolongar la vida de los materiales o documentos que tienen que almacenarse. Por ello, los requisitos ideales para un buen almacenamiento varían considerablemente en función del tipo de material que se deben conservar; por ejemplo, los distintos tipos de papel, las películas, las cintas magnéticas y los discos de audio requieren diferentes niveles de temperatura y humedad óptimos.

Lamentablemente, la gran mayoría de los archivos audiovisuales se encuentran en condiciones muy poco favorables para un funcionamiento adecuado; ya que a menudo se trata de hacer que operen lo mejor posible con los medios disponibles, procurando darle siempre un mínimo mantenimiento a instalaciones físicas en condiciones poco favorables y en mal estado; ahí donde existan tejados con goteras, ventanas rotas, cimientos poco firmes, sistemas de detección y extinción de incendios, preparación para catástrofes y vigilancia ambiental se pueden aplicar prácticas de buena gestión y vigilancia(55).

  • La catalogación y documentación

Como otras instituciones dedicadas a la recopilación de documentos, los archivos audiovisuales deben observar normas estrictas a efectos de documentar las adquisiciones, las consultas y demás operaciones; y aún cuando se puede etiquetar y documentar de forma manual o, preferiblemente informática(56), toda catalogación, cuidadosamente organizada y controlada, se convierte en una indispensable condición previa para la conservación de los archivos audiovisuales y a fin de que puedan ser manejados y recuperados de manera segura.

Se entiende por catalogación la descripción intelectual del contenido de una obra de conformidad con normas precisas y sistemáticas. Como ocurre en otras instituciones dedicadas a la recopilación, el catálogo del archivo audiovisual es el mecanismo fundamental de acceso y el punto de partida de una investigación.

En las bibliotecas, los procedimientos de catalogación y de asiento o registro suelen estar integrados, pero en los archivos audiovisuales lo normal es que estén separados: la catalogación es posterior al registro manual o informático, pues no es fácil poner en circulación los soportes hasta que se los ha sometido a control de inventario. Puede que los archivos no cataloguen una obra hasta que ha pasado mucho tiempo desde su registro. La razón es de orden pragmático y se reduce a una cuestión de prioridades. Los recursos para la catalogación se concentran en los sectores de los fondos donde la demanda se considera mayor.

Como ocurre en las bibliotecas y museos, la catalogación en los archivos audiovisuales es el resultado del trabajo de una disciplina profesional(57); y los catálogos se elaboran adaptados a necesidades institucionales particulares o al contexto nacional (con inclusión de la lengua nacional y las consideraciones culturales), pero siempre con arreglo a normas internacionales, las cuales suelen modificarse en función de las reglas de catalogación de las imágenes en movimiento y los sonidos grabados que establecen la FIAF, la IASA, la AMIA, la FIAT y otras asociaciones dedicadas a los documentos audiovisuales.

Y aún cuando existan normas aceptadas internacionalmente(58) (incluso con un evidente retraso o sin ninguna continua actualización por los vertiginosos cambios tecnológicos), no hay procedimientos únicos para la catalogación de los archivos audiovisuales y su posterior almacenamiento; no sólo se necesitan diferentes condiciones de situación o ubicación física de acuerdo con los distintos tipos de soporte, también diferentes tipos de registro, información, control, manejo, gestión y tratamiento para su conservación.

La propia naturaleza de los medios audiovisuales también obliga a documentar con precisión las operaciones que los archivos audiovisuales realizan internamente con sus fondos. Una vez definidas, las características técnicas y la condición de cada soporte deben registrarse de modo apropiado. De ahí que hoy día haya surgido la denominada indexación(59), parte fundamental de la catalogación y etapa esencial de la documentación que enriquece la información que se tenga sobre cualquier archivo.

En el caso de las copias de conservación, esta medida es particularmente indispensable. Para poder supervisar a lo largo del tiempo el deterioro de una señal sonora o de vídeo en una cinta o la atenuación de los colores en una bobina de película, los conceptos y la terminología deben ser claros, y la documentación precisa y coherente(60). Muchos archivos han elaborado sistemas efectivos de información codificada para poder registrar con eficacia esta información. En definitiva, la gestión del almacenamiento y los desplazamientos internos de los distintos soportes y, cuando procede, de los sistemas de préstamo, debe ser rigurosa.

Igualmente, se señala los beneficios que se pueden tener para los archivos audiovisuales una buena organización de sus acervos o fondos. Por ejemplo, todo acervo audiovisual siempre tendrá la posibilidad de ser utilizado para enriquecer y mejorar los programas de televisión y radio solo si pueden ser rápida y fácilmente ubicados y recuperados. Pero, los procedimientos laborales y profesionales en los archivos audiovisuales se convierten en complejos sistemas multidisciplinarios: no sólo tienen la responsabilidad de mantener la autenticidad y garantizar la integridad de la documentación y materiales que se les han confiado, protegiéndolos de los daños materiales, la censura o la alteración deliberada, sino que toda selección, protección y accesibilidad a su acervo audiovisual se debe hacer a nombre del interés público y regirse por normas objetivas ya sean políticas, económicas, sociológicas o ideológicas como cuestiones morales o éticas que estén en vigor. En toda labor de copia, conservación y restauración, es fundamental documentar lo que se hace y las decisiones que se adoptan con vistas a mantener a largo plazo la integridad de la obra(61).


55. De hecho, aunque los acervos estén muy bien ordenados y almacenados, la supervisión constante debe ser siempre una actividad fundamental de todo archivo audiovisual. Por ejemplo, en condiciones de almacenamiento no controlado, las alteraciones bruscas y sostenidas de temperatura o de humedad pueden poner en peligro la totalidad de los fondos. El moho y los hongos se alimentan de las partes orgánicas de los soportes y pueden propagarse como fenómenos de degradación por contagio, lo cual provoca una reacción en cadena en otros soportes adyacentes.
56. Existen varios sistemas informáticos patentados para los archivos audiovisuales, y algunos entre ellos muy específicos, preparados llave en mano o en exclusiva para ellos. Pero, una posibilidad inmediata es utilizar el programa informático gratuito de la UNESCO, WINISIS, o preparar un sistema propio basado en los programas informáticos de acceso público. Los formatos informáticos normalizados y recomendados por organizaciones profesionales dedicadas a la documentación y archivos, permiten el registro y tratamiento organizado de datos, así como su flujo e intercambio; y cuando resulte práctico e indicado, será útil registrar los datos en varios idiomas para facilitar el acceso y el intercambio a escala internacional.
57. La catalogación audiovisual es una de las distintas disciplinas centradas en la documentación, cuyo desarrollo profesional cuenta con estudios especializados propios. En este sentido, el catalogador que le da el tratamiento documental al material audiovisual seleccionado y recopilado, tiene que preparar las descripciones intelectuales conociendo los fondos de los archivos en profundidad. El tema, el tipo de medio, la descripción técnica, el origen, el periodo cronológico, el género y la situación del material en lo que respecta al derecho de autor son algunos de los elementos que pueden establecer el ámbito de unos fondos. Han de instituirse mecanismos de documentación, registro, gestión física y acceso. Aunque la gestión incumbe al archivo, los fondos no tienen que alojarse obligatoriamente en un edificio sujeto a su control; pueden contratarse servicios de almacenamiento ajenos al propio archivo. Op. cit. 2.
58. La armonización en el ámbito audiovisual de las distintas normas de catalogación, que tienen orígenes históricos diversos, y la revisión de los manuales y las normas mínimas sobre datos y metadatos son tareas en curso en las que colaboran los catalogadores de todo el mundo. La vinculación de bases de datos, posible gracias a la informática, ha servido para racionalizar el volumen de la catalogación repartiéndolo entre muchas instituciones, gracias a lo cual van mejorando las perspectivas de que en el futuro la documentación sea exhaustiva. Op. cit. 2.
59. Se llama indexación a la separación de la estructura y del contenido para ser procesados de un modo totalmente distinto. Se pretende un tratamiento independiente de los diferentes elementos textuales, visuales, sonoros, etc., que componen un documento. Estos contenidos se acompañan de un codigo de identidad, firma electrónica, establecida en el momento de la recolecta. Así, durante recolectas sucesivas, solos los contenidos realmente nuevos son objeto de una indexación y un inmediato almacenamiento. La identificación permite seguir la evolución de los contenidos a través de diferentes soportes físico. Para los contenidos nuevos, la fase siguiente es la indexación automática que consiste en la extracción de los datos textuales permiten clasificar estos contenidos. El objetivo es poder proceder permanentemente una investigación semántica en los archivos. Ciertos formatos son menos indexables que otros; y especialmente los extractos de vídeo o transcripciones de sonidos, con técnicas de extracción todavía poco fiables, demasiadas costosas y muy diferentes en relación con los textos alfanuméricos. En todos los casos, la indexación de los contenidos puede ser enriquecida automática por el contexto alimentado por los datos de la estructura. También un mismo contenido encontrado o referenciado en varios soportes, o que corresponda a diversas épocas, podrá enriquecer su indexación. Por otro lado, una imagen puede ser indexada automáticamente gracias a los posibles textos que las acompañan; y un extracto de vídeo puede igualmente ser indexado según los textos que le pueden servir de referencia, o bien por las informaciones asociadas al sub-titulaje.
60. Un error puede acarrear serias consecuencias, por ejemplo, si la descripción técnica de una reserva de película determinada es inexacta y, en consecuencia, se le aplica un tratamiento que la daña sin remedio.
61. Dado la fugacidad que suele rodear a los documentos audiovisuales, puede que las medidas de adquisición y conservación deban llevar aparejados componentes de vigilancia y urgencia; y en un mundo en el que la titularidad y la explotación de los derechos de autor revisten una dimensión comercial importantísima, los archivos audiovisuales deben hallar el equilibrio entre estos derechos legítimos y el derecho universal de acceso a la memoria pública, del cual forma parte el derecho a que se garantice la supervivencia de una obra publicada sin que los derechos de autor vengan a entorpecer la labor. Fomenta este valor el concepto de depósito legal, habitual en el caso de los libros y el material impreso que adquieren las bibliotecas y en la actualidad paulatinamente ampliada a la esfera de los documentos audiovisuales. Op. cit. 2

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