1.3
. Procedimientos de trabajo
También los archivos audiovisuales se pueden conceptualizar o definir
a partir de cada una de las actividades laborales que realizan las
personas profesionales responsables de su funcionamiento; en cada
una de ellas, ya sea en etapas o procedimientos de trabajo, diferenciados
y simultáneos, en los archivos audiovisuales como la selección y/o
recopilación, el almacenamiento, la ingesta(51),
la catalogación y/o documentación, la conservación, protección física
y acceso. Es evidente que habrá que diferenciarlos de otros trabajos
muy cercanos a esta actividad como es el caso de la documentación
o la información sistematizada, la bibliotecología o la archivología,
la museología o la curación de arte en galerías y exposiciones,
ya que en el siglo XX surgió una nueva variante tecnológica de la
memoria: la grabación sonora y la imagen en movimiento; de repente
se consideró que su catalogación, conservación y acceso, deberían
depender de una nueva actividad profesional y no de las que han
generado otros campos dedicados a la documentación como los archivos
administrativos o institucionales.
Es
verdad que la gran mayoría de los archivos audiovisuales se dedican
a recopilar material en lugar de producirlo; pero no tiene por qué
ser así exclusivamente. La reedición y producción de nuevos documentos
a partir de los materiales de los propios archivos audiovisuales
es y ha sido, sin lugar a dudas, otro campo de actuación de estas
instituciones. Es interesante el debate orientado a determinar hasta
qué punto un archivo ha de actuar de productor además de
recopilador.
- La selección
y recopilación
Todo
funcionamiento y desarrollo de los archivos audiovisuales, se inicia
siempre con dos grandes etapas y procedimientos de trabajo:
1) La selección
de los documentos donde existen exámenes y elecciones técnicas
y materiales de soportes, así como procesos administrativos de
negociaciones y transacciones contractuales, traslados y primeros
inventarios; y
2) La recopilación
de los documentos para archivar, en tanto que resultado de un
proceso de investigación, detección y selección de información
solicitada.
Aunque
lo ideal de todo archivo audiovisual sea recopilar e incorporar
sin discriminación alguna los documentos o materiales que se entreguen
o se detecten, desde un punto de vista práctico y económico, este
deseo casi siempre suele resultar imposible: es tal la cantidad
de documentos audiovisuales que se pueden tener o encontrar ante
una producción incesante en el mundo, que rebasa en mucho los recursos
físicos, materiales, humanos o financieros con los que cuentan los
archivos(52). De ahí que para decidir lo que
se va y lo que no se va a recopilar, será necesario tener ciertos
criterios o juicios de valor.
Un punto de partida para la mayoría de responsables de los archivos
audiovisuales en su selección de documentos o contenidos ha sido
el llamado principio de pérdida donde se plantea que: si
existen motivos para lamentarse de la pérdida de un determinado
contenido, hay razones para conservarlo; porque más allá de una
posible advertencia ante el peligro de destrucción irreflexiva,
y en contra o como un complemento de la afirmación de que: en
un archivo, lo único que importa de verdad es la calidad de los
fondos; lo demás es inventariar(53), se trata
de fijar una pauta para adoptar ciertas decisiones concretas sobre
la selección y la adquisición de los documentos o contenidos audiovisuales.
Porque, ante un costo idéntico, ¿es preferible adquirir y conservar
una parte específica reproducida en formato de alta calidad o la
colección completa reproducida en formato de calidad inferior?
Otro criterio habitual y decisivo en la selección y adquisición
para los archivos audiovisuales, es el de la producción nacional
que es un punto de referencia, para conocer qué proporción se conserva.
Para abordar esta cuestión, es necesario que los archivos audiovisuales
se documenten sistemáticamente, elaborando filmografías, discografías
y otros catálogos, directorios, guías o repertorios nacionales de
vídeos y audios (parecidos a las bibliografías que publican las
bibliotecas nacionales). En este contexto, toda producción nacional
seleccionada en un archivo audiovisual, puede integrarse dentro
del patrimonio audiovisual de un país en un sentido amplio,
ya que la presencia de estos materiales repercute en la cultura
nacional y la memoria pública.
No
obstante, y al margen de los motivos que se tuvieron para seleccionar,
recopilar e incorporar documentos audiovisuales, con el tiempo,
también se pueden retirar o dar de baja(54).
Pero, sea cual sea el motivo, muchos responsables de archivos en
general, y audiovisuales en particular, este proceso de eliminación
o de baja tiene la misma, o aún más, importancia que la decisión
inicial de selección, ya que ha de gestionarse éticamente con mucho
cuidado para no dañar la credibilidad de los archivos. En este sentido,
puede que una vez eliminado o dado de baja, no sea ya posible recuperar
documentos o contenidos audiovisuales de calidad al que no se dio
la debida importancia en su momento; a diferencia de lo que ocurre
con la letra impresa, puede que el documento audiovisual exista
en una sola copia y no sobrevive lo suficiente como para poder marcha
atrás.
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51.Se
denomina ingesta al proceso de gestión digital en los archivos audiovisuales
que captura y extrae los datos de sus contenidos en tiempo real,
almacenándoles como metadatos o metadata, y al mismo tiempo que
define la conversión y comprensión tecnológica de sus distintos
soportes o fuentes audiovisuales al formato que utilizaran normalmente
como ficheros de trabajo, y de acuerdo con la calidad visual o sonora
que se requiera. En este sentido, un ejemplo de ingesta en la producción
televisiva de noticias se establece cuando existe un sistema de
entrada de contenidos a Informativos por cualquier medio, cinta
o línea, independientemente del programa al que vayan destinados
y del uso que se les va a dar: Fuentes, E., González, A., Jiménez,
A. Documentación e información electrónica. Manual de documentación
informativa. Ed. Cátedra. Madrid, 2000.
52.
Existen muchos archivos audiovisuales, cuya función también es la
de ser garante responsable del depósito legal de los materiales
producidos; y en ese sentido, de acuerdo con lo que la ley plantee,
y siempre acompañada de la constante obligación de encargarse de
su conservación, estos archivos no tienen más remedio que aceptar
indiscriminadamente todo el material que les llegue, y sin potestad
de discriminar, aún cuando tengan determinadas políticas de selección.
Así se manifiesta por ejemplo en el documento Recomendación sobre
la salvaguardia y la conservación de las imágenes en movimiento
de la UNESCO, donde se reconoce el derecho legal de los archivos
a garantizar la conservación como un principio fundamental de su
funcionamiento.
53.
Kula, Sam; Appraising moving images: assessing the archival and
monetary value of film and video records, Lanham, Scarecrow Press,
2003.
54.
Los motivos pueden ser diversos, ya que se realiza cuando se incorporan
materiales en mejores condiciones y suprimen las de peor calidad,
cuando se modifican la naturaleza, mandato o fin del archivo conformado,
o simplemente varían sus normas o criterios de selección que se
seguían durante ciertos períodos de tiempo.
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