6.3. Validez de las mediciones realizadas con el cudialviba

En la investigación que hemos denominado Programa de Alfabetización Visual Participativa (PAVIPA), y realizada con una muestra formada por jóvenes y adultos de edades comprendidas entre 14 y 54 años (de los que 104 formaron el grupo experimental y 33 el grupo control), hemos abordado conjuntamente el estudio de la validez y fiabilidad del CUDIALVIBA y con ella hemos querido constatar que este cuestionario mide con exactitud (fiabilidad) los constructos percepción visual y capacidad de expresión grafomotriz (validez).

Cumplimos los tres requisitos para que pueda darse el proceso de validación de un constructo:

* primero, la definición clara del constructo;

* segundo, el desarrollo del instrumento para medir ese constructo: El CUDIALVIBA es un cuestionario original que define operativamente el constructo estudiado;

* tercero, los datos empíricos que reflejan algunos o todos los aspectos del constructo: para el estudio estadístico hemos reunido los datos empíricos de toda la muestra (grupo experimental y grupo control) en dos situaciones distintas (pretest y postest).

A) La validez de un cuestionario o instrumento de medida de un determinado constructo se refiere al grado en que un instrumento mide realmente lo que queremos medir, mide todo lo que queremos medir y mide solamente lo que queremos medir (Thorndike y Hagen, 1965). La validez es, pues, la exactitud con que pueden hacerse mediciones significativas, en el sentido que midan realmente el rasgo que se pretende medir. La importancia del estudio de la validez viene justificado, en particular, cuando el fenómeno a medir es muy complejo (García Ramos, 1986).

Entre los diferentes tipos de validez existentes (publicados en 1954 por la American Psychological Association -APA-, y cuyo desarrollo exhaustivo puede encontrarse en Morales, 1988) se pueden destacar:

(a) La validez de contenido, que se refiere a la fidelidad con que los ítems contenidos en una prueba reflejan el constructo que se desea medir.

(b) La validez de criterio, que se refiere a la precisión con que las puntuaciones de una prueba permiten pronosticar alguna variable de criterio elegida, o sea, se refiere a los coeficientes de correlación con otras medidas o criterios (esta validez puede ser concurrente, cuando ambas medidas se obtienen simultáneamente, o predictiva, cuando la medida en el criterio es posterior).

(c) La validez de constructo, que se refiere a sí los resultados del test o cuestionario reflejan el constructo que se dice medir.

La percepción visual y la capacidad de expresión grafomotriz son dos constructos, conceptos o abstracciones que se supone explican ciertas manifestaciones conductuales. La validez de constructo tiene como objetivo fundamental validar la teoría subyacente al sistema de medida desarrollado y a la medida misma.

En el presente estudio hacemos referencia a la validez de constructo, que integra a la validez de contenido y a la validez de criterio, pues es la más importante desde el punto de vista científico ya que las interpretaciones o inferencias que se hacen con las puntuaciones de la prueba validan no sólo el constructo sino la teoría misma en la que dicho constructo se inscribe, pues estudia la naturaleza de la variable objeto de medida (García Ramos, 1986; Morales, 1988; Tourón, 1989).

Hoy día, se acepta la validez de constructo, con sus múltiples técnicas y procedimientos, como un camino fundamental para la validación de instrumentos de medida, a la par que la teoría que subyace bajo los mismos. Queremos destacar, con todo, que la validez no es una característica del instrumento de medida, pues no se valida, en sentido estricto, el instrumento, sino lo adecuado de las interpretaciones y de las inferencias que se hacen de las puntuaciones del mismo.

B) La fiabilidad se refiere a la consistencia de las puntuaciones obtenidas por los mismos individuos cuando son examinados con el mismo cuestionario en diferentes ocasiones. Es una medida de la adecuación y estabilidad de la prueba.

Cuando se aborda el estudio de la fiabilidad no interesa lo que el cuestionario mide sino solamente comprobar que éste ofrece los mismos resultados en mediciones repetidas.

De los cuatro métodos empíricos que pueden utilizarse para calcular la fiabilidad de un cuestionario (método test-retest, método de tests paralelos, método de división por mitades y método de Kuder-Richardson), hemos seguido este último ya que con él se obtiene un coeficiente de consistencia interna (Coeficiente Alfa) que da la mejor medida de fiabilidad, expresada como la coherencia que presentan entre sí los elementos que configuran la prueba tomados, todos y cada uno, como tests paralelos al azar.

 
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