De
las dos décadas que siguieron, los años cuarenta y cincuenta, tampoco
hay mucho que destacar. Tan solo algunos hechos aislados, aparentemente
de poca importancia, que prepararon durante años la llegada de la
Escuela Oficial de Publicidad y también de los primeros centros
privados que impartieron docencia en este campo:
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El primer acontecimiento reseñable fue la aparición de algunas revistas
específicamente dedicadas al ámbito de la publicidad: como Idea
(1944), A que sí (1945) y, sobre todo, la editada por el dibujante
Emeterio Melendreras, Arte Comercial (1946), que sobreviviría
hasta 1955.
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El segundo, fue la incorporación de los profesionales de la publicidad
al Sindicato Nacional de Papel, Prensa y Artes Gráficas.
A petición de las propias agencias, y por indicación de las altas
esferas gubernamentales, este Sindicato acogió, a finales de la
década de los cuarenta, a un grupo económico de agencias de publicidad
y al Gremio de Agencias de Barcelona, que funcionó siempre
con una cierta autonomía. Gracias a este entorno asociacionista,
empezó a fraguarse entre los directivos de agencias la convicción
de que hacía falta organizar una docencia específica y sistemática
para capacitar a los profesionales de la publicidad, que eran ya
entonces un grupo bastante numeroso.
Años
más tarde, en plena década de los cincuenta, se publica un nuevo
libro de Prat Gaballí titulado, también muy significativamente,
Publicidad combativa (1953). En el prólogo a esa obra, Gual
Villalbí afirma claramente que ha llegado la hora de dar cuerpo
a una institución docente en el ámbito publicitario; y que, mientras
ésta no exista, la preparación profesional de quienes trabajan en
el mundo de la Publicidad dejará mucho que desear:
3.1.1.1.
Orígenes de la enseñanza reglada
Por
fin, la necesidad de impartir unos estudios sistemáticos sobre la
práctica publicitaria se hace ya patente en las instancias gubernamentales;
y, como consecuencia, desde el año 1956 hasta su disolución, la
Escuela Oficial de Periodismo -ubicada en la C/ Zurbarán,
nº 55- incluirá como obligatoria la asignatura de Publicidad (García
Ruescas, 2000, p. 221).
Por
otra parte, como ya adelantábamos, la iniciativa privada había empezado
ya los primeros intentos para crear un centro docente dedicado a
la publicidad. En el año 1960 se abre en Madrid la Escuela de
Publicidad del Centro Español de Nuevas Profesiones. Los Centros
de Nuevas Profesiones surgieron en nuestro país a lo largo de los
años cincuenta ante la necesidad de cubrir puestos especializados
en profesiones que habían ido perfilándose en el decenio anterior.
Con este centro concretamente se inició, por vez primera en España,
la enseñanza organizada de la Publicidad.
Además,
la profesión se iba asentando e institucionalizando cada vez más.
A su definitiva consolidación contribuyó poderosamente la aparición
de dos revistas profesionales, Control e I.P. (29),
que vieron la luz en 1962. En ese mismo año comienza a publicarse
la decana de las revistas sobre Relaciones Públicas: Internacional
de Relaciones Públicas. Y, también por esos años, comienzan
a aterrizar en España las primeras agencias multinacionales. Con
todo esto, la necesidad de un centro oficial donde se impartiera
docencia en materia publicitaria era ya una necesidad más que imperiosa.
La
creación de la Escuela Oficial de Publicidad vino como consecuencia
de un amplio movimiento de renovación de la Publicidad española
que afloró en 1964. Ese año acontecieron diversos acontecimientos
en el naciente sector publicitario: se constituyó la OJD (Oficina
para la Justificación de la Difusión), se creó el Sindicato
Nacional de Prensa, Radio, Televisión y Publicidad; y, sobre todo,
se aprobó el Estatuto de Publicidad (Ley 61/1964, de 11 de
junio), que supuso, en primer término, la reglamentación jurídica
de una nueva profesión: la de Técnico de Publicidad.
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