I.
FUNDAMENTOS, PRESUPUESTOS Y REVISIÓN BIBLIOGRÁFICA
1. PUBLICIDAD
Y EDUCACIÓN: ¿UN MATRIMONIO POSIBLE?
Alfonso
Méndiz Noguero
Universidad
de Málaga
El
título de este primer capítulo puede parecer una boutade, una extravagancia
sin sentido, fruto del capricho o la veleidad científica; poco menos
que un desatino académico. Y es que, ciertamente, Publicidad y Educación
son vocablos que parecen remitir a esferas de conocimiento aparentemente
antagónicas.
En
el ámbito educativo, los anuncios impresos o los espots publicitarios
se consideran un material vacío e inconsistente -cuando no peligroso,
frívolo e incluso disolvente-, que en nada dice relación al proceso
educativo. Por su parte, el ámbito de la publicidad es todavía más
refractario respecto del otro término en discordia: los publicitarios
y los profesores de comunicación comercial no quiere saber nada
del aburrimiento y la falta de motivación que se le supone al trabajo
pedagógico; más aún: ni siquiera se plantean que pueda existir relación
alguna entre las tareas del profesor y la que ellos llevan a cabo.
Y, así, ambas esferas de la vida social avanzan absolutamente alejadas
una respecto de la otra, sin posibilidad de compenetración o punto
de encuentro.
1.1.
La infancia, en el centro del conflicto
Este
panorama que acabamos de apuntar en el plano científico -de supuesta
incompatibilidad entre estas dos esferas o, al menos, de irresoluble
falta de comunicación- se torna absolutamente problemático si lo
observamos desde el punto de vista de los niños, que son los sujetos
receptores de uno y otro discurso en su vida cotidiana. En efecto,
quizás el problema más acuciante que afronta hoy día el sistema
educativo es la contradicción que existe entre sus programas escolares,
perfectamente definidos y estructurados, y los "programas" de ocio
-audiovisuales, musicales, cibernéticos, etc.: siempre desestructurados
e inconexos- que rodean la existencia habitual de nuestros adolescentes.
El
sociólogo Marshall McLuhan, que ha publicado obras muy sugerentes
en torno a las relaciones entre comunicación y educación (entre
otras, El aula sin muros), señaló de forma muy atinada esa firme
contradicción entre ambas esferas. En la lejana fecha de 1967, escribió
lo siguiente: "Hay una diferencia abismal entre el ambiente del
aula y el ambiente de información electrónica que se respira en
el hogar moderno. Al niño televidente de hoy se lo afina al minuto
con el diapasón de las noticias adultas: inflación, disturbios,
guerra, impuestos, delincuencia, bellezas en traje de baño... y
queda perplejo cuando ingresa en el ambiente del siglo XIX que caracteriza
todavía al sistema educacional, con información escasa pero ordenada
y estructurada por patrones, temas y programas fragmentados y clasificados.
(...) El niño de hoy está creciendo absurdo, porque vive en dos
mundos y ninguno de ellos le impulsa a crecer. Crecer; esta es nuestra
nueva tarea; y ella es omniabarcante, total. La mera instrucción
no basta"(1).
Ciertamente,
nadie discute hoy que "la mera instrucción no basta". Esa palabra
que emplea el autor canadiense -crecer- es la versión antigua del
actual vocablo "formación": maduración, formación integral son expresiones
muy usuales en el ámbito pedagógico, y suelen emplearse con idéntico
significado: "no es información lo que al alumno necesita, sino
formación". Y es precisamente esta idea la que hace todavía más
acuciante la necesidad de resolver la contradicción apuntada en
el comienzo: el distanciamiento y la incomunicación de la esfera
educativa con respecto a la esfera del entretenimiento electrónico.
Además de McLuhan, otros autores han incidido también en el análisis
de esta abierta contradicción. Weingartner lo hace desde la óptica
de la capacidad persuasiva: "Al margen de la escuela, en el ambiente
de los medios, hay un enorme poder para el proselitismo, para la
propaganda y para la persuasión. En cambio, dentro de la escuela,
este poder está totalmente ausente... Ante esta poderosa capacidad
electrónica para desarrollar pensamiento en el mundo real fuera
de la escuela, ésta no tan solo se ha vuelto anacrónica en su forma
actual, sino también ineficaz"(2).
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1. M. MCLUHAN,
El medio es el mensaje, Paidós, Barcelona, 1987, p. 14.
2 Ch. WEINGARTNER,
"No more pencils, no more books, no more teacher's dirty look", en
KIERSTEAD, F. (ed.), Educational Futures: Soucerbook I, World Future
Society, Washington D.C., 1979, p. 76. |