2.8.
INTERNET. UNA FUENTE DE RECURSOS DIDÁCTICOS PARA LA EDUCACIÓN
DE PERSONAS ADULTAS
Son numerosas
las posibilidades que brindan las TIC para la mejora de los procesos
de enseñanza-aprendizaje en la educación de personas
adultas, pero aún existen barreras infranqueables para poder
acceder a las fuentes formativas e informativas en formato hipertexto.
Entre estas barreras podemos citar la falta de equipamientos de
los centros de adultos -fundamentalmente rurales, aislados, pequeños,
etc.- y la escasa formación previa en TIC para poder hacer
uso de las herramientas de búsqueda, localización
y tratamiento de la información necesaria para completar
los nuevos aprendizajes.
La
alfabetización tecnológica para personas adultas es
posible, debiéndose tener en cuenta la condición de
excluidos que experimentan frente a la globalización de la
información, del conocimiento, de la economía, etc.
Hoy día gran parte de la población adulta y en especial
de las personas de edad más avanzada, entran dentro del grupo
de excluidos del uso de las TIC, como producto de la denominada
fractura digital, existente también en el seno del mundo
desarrollado.
Hoy nuestra sociedad necesita un diálogo intergeneracional
constructivo -basado en aportaciones humanas en lo intelectual,
ya sea por la palabra difundida por medios analógicos o digitales,
gestos y actitudes- que conlleve un cambio en las personas y que
ayude a crear un ambiente colaborativo (entre personas de diferentes
edades, condiciones sociales, raciales, políticas) y creativo.
Esto puede parecer pretencioso, pero como profesionales implicados
en la educación y en la mejora de la persona y su contexto,
hemos de trabajar por minimizar las situaciones de incomunicación
real existentes entre distintas generaciones (padres-hijos, jóvenes-ancianos,
etc.); persiguiendo una comunicación intergeneracional: abierta,
libre, sin prejuicios, no manipuladora, etc., pensando en el bien
común, y en la apertura de nuevos horizontes sociales, económicos,
políticos, educativos, etc.
Las administraciones públicas han de llevar a cabo iniciativas
que contribuyan a la plena integración de todas personas,
y en especial de los mayores, en la sociedad de la información
como ciudadanos autónomos, críticos y libres, capaces
de participar de forma cooperativa en la construcción y reconstrucción
del conocimiento; ya que como dice (MAYOR, 2000: 356) "El
ciberespacio no está fuera del mundo, sino dentro de él:
corresponde a las instituciones democráticas soberanas impulsar
una utilización de este medio que nos acerque en lugar de
oponernos. La cibercultura ha de ir acompañada de la invención
de la ciberética".
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