2.3.
FILOSOFÍA BÁSICA: PRINCIPIOS ORIENTADORES DE LOS PLANES
Y PROGRAMAS DE EDUCACIÓN DE ADULTOS
La
trayectoria vital de las personas adultas guarda valiosos aprendizajes
y experiencias que han de tenerse en cuenta en los procesos de planificación
de las actividades de educación permanente. Tal cúmulo experiencial
suele generar expectativas y necesidades que el adulto espera cubrir
y conseguir con la ayuda de la educación. Detrás del concepto necesidad
se esconden deseos e intereses que satisfacer y que suelen constituir
auténticos motores de conductas indagativas. Las necesidades y demandas
con las que los adultos acuden al sistema escolar de formación son:
a) Personales:
Puesta al día cultural, superación de los nuevos analfabetismos
(informático, tecnológico, visual, legal), educación artística
y estética, profundización en el estudio de temáticas de actualidad,
consecución de titulaciones, ruptura con la monotonía del trabajo
en el hogar, superación de la soledad, de la depresión, etc.
b) Económico-laborales:
Preparación para la búsqueda de empleo, consecución de títulos
y diplomas que les permitan el acceso a nuevos trabajos o la consecución
de ascensos de categoría, orientación vocacional y laboral, preparación
para el desempeño de nuevas responsabilidades, búsqueda de soluciones
al desempleo, formación en el campo de la economía social y el
cooperativismo, etc.
c) Socio comunitarias: Adaptación a las circunstancias cambiantes,
mejor comprensión de los complejos problemas que aquejan a la
familia y otros ámbitos sociales, satisfacción de inquietudes
de participación y cooperación altruista, desarrollo de habilidades
de comunicación personal y social, análisis crítico de los medios
de comunicación, educación para la salud, el consumo y el medio
ambiente, trabajo comunitario, desarrollo local y comarcal, etc.
En
las actas de la Conferencia General de la UNESCO celebrada en 1976
en Nairobi se recogen los siguientes principios rectores de las
acciones de Educación de Adultos:
a) Han de
estar concebidas en función de las necesidades de los participantes,
aprovechando sus diversas experiencias y asignando la más alta
prioridad a los grupos más desfavorecidos desde el punto de vista
educativo.
b) Han de confiar en las posibilidades y en la voluntad de todo
ser humano de progresar durante toda su vida, tanto en el plano
del desarrollo personal como en su relación con su actividad en
la vida social.
c) Han de despertar el interés por la lectura y fomentar las aspiraciones
culturales.
d) Han de suscitar y mantener el interés de los adultos en formación,
recurrir a su experiencia, reforzar su confianza en sí mismos
y facilitar su participación activa en todas las fases del proceso
educativo que les concierne.
e) Han de adaptarse a las condiciones concretas de la vida cotidiana
y del trabajo ...
f) Han de lograr la participación de los adultos, de los grupos
y de las comunidades en la adopción de decisiones en todos los
niveles del proceso de educación, en particular en la determinación
de las necesidades, en la elaboración de programas de estudios,
en la ejecución y evaluación y en la determinación de las actividades
educativas con arreglo a la trasformación del medio laboral y
de la vida de los adultos.
g) Han de estar organizadas y llevadas a la práctica de manera
flexible, tomando en consideración los factores sociales, culturales,
económicos e institucionales de cada país y sociedad a la que
pertenecen los educandos adultos.
h) Han de contribuir al desarrollo económico y social de toda
la comunidad.
i) Han de reconocer como parte integrante del proceso educativo
las formas de organización colectiva creadas por los adultos,
con miras a resolver sus problemas cotidianos.
j) Han de reconocer que cada adulto, en virtud de su experiencia
vivida, es portador de una cultura que le permite ser simultáneamente
educando y educador en el proceso educativo en que participa.
(OEI, 1981: 85 y 86).
A
la luz de estas recomendaciones concebimos la educación de adultos,
al igual que lo hace J. M. Quintana como una parte muy importante
de la Educación Comunitaria, ya que ha de orientar sus esfuerzos
al Desarrollo Comunitario y a la capacitación de los individuos
para promocionarse en comunidad, (Quintana, 1991: 18).
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