1.2.1. Inmigración y empleo

En palabras de Carrasco Carpio (1998: 9-31), el mercado de trabajo español representa el marco de referencia dentro del cual se produce la integración o la no-integración del trabajador inmigrante, por lo que resulta crucial resaltar algunas de las características del mismo:

  • Tasas de paro elevadas.

  • Grandes diferencias regionales en la población activa.

  • Segmentación en pequeños mercados de trabajo regionales.

  • Gran peso en el sector servicios.

  • Aumento descentralización y subcontratación.

  • Gran volumen de economía sumergida.

Estas características económicas afecta tanto a la población española como a la inmigrante, pero es esta última quien la acusa de forma traumática, siendo la modalidad más dura el empleo en la economía sumergida. El trabajo sumergido es una consecuencia de la economía irregular, que es definida por Ambrosini (1998:113), recogiendo palabras de Basnasco (1988:149- 150), como "todos aquellos procesos de producción e intercambio que tienden a sustraerse a uno o más aspectos de las características distintivas de la economía formal". Entendiendo por aquella, "el conjunto de procesos de producción e intercambio de bienes y servicios regulados por el mercado y realizados típicamente por empresas industriales y comerciales con fines lucrativos, que actúan con arreglo a las normas del derecho comercial, fiscal y laboral".

La carencia de regularización institucional que presenta la economía irregular, afecta normalmente a importantes factores definitorios de la situación laboral del trabajador tales como:

- El ámbito sociofamiliar al no estar dado de alta, ni asegurado, ni recibir una retribución de conformidad con las normas vigentes.

- Las condiciones laborales del lugar de trabajo ya que el empresariado no suele respetar las normas de higiene y seguridad.

- La no percepción de los beneficios sociales (jubilaciones, vacaciones, pensiones, retribuciones por bajas laborales…) que legalmente son asignados al puesto de trabajo que desempeñan.

- Se produce un doble fraude fiscal, ya que no es declarada ni la cantidad que es percibida por parte del trabajador como salario ni la cantidad pagada por el empresariado como emonumentos, construyéndose un ciclo de "dinero negro".

El trabajo sumergido se caracteriza pues, por no ser declarado a una o más autoridades administrativas que deberían tener conocimiento del mismo y que por tanto se encuentra sustraído a toda reglamentación (OCDE, 1986).

En opinión de Carrasco Carpio (1998: 9-31), la economía sumergida ha tenido mayor difusión en unos sectores y ramas de actividad económica que en otros, destacando la agricultura, la industria productora de bienes de consumo, la construcción, comercio, hostelería y en una amplia gama de servicios.

El estudio realizado en 1998 por el Colectivo IOÉ (35-70), puso de manifiesto que la mayoría de los trabajadores inmigrantes extranjeros dedicados a la construcción procedían, en su mayoría, de países menos desarrollados que España, observándose un fortísimo contingente magrebí, seguido muy de lejos por portugueses y sudamericanos, y más lejos aún de europeos del Este y africanos subsaharianos.

En general suelen ser personas de escasa calificación académica, desarrollando la categoría laboral de peón poco cualificado, por lo que realizan las tareas más simples pero, a la vez, más pesadas del trabajo de construcción.

Su situación jurídica condiciona en gran medida su relación con la empresa. En su gran mayoría son trabajadores sin contratos o con un contrato de obra y servicio, lo cual condiciona una mayor dependencia del trabajador a la empresa: trabajando más horas de lo permitido por el convenio sin percibir remuneración alguna, sin posibilidad de ejercer su derechos como trabajadores… Aunque un contrato laboral en regla no lo garantiza, ya que en muchas ocasiones las prácticas empresariales suelen saltarse la legalidad en algunos aspectos, recurriendo a la práctica del pago "todo incluido" (el salario mensual más la parte correspondiente a vacaciones, finiquito, pagas extras…).

La incorporación de inmigrantes al mundo de la construcción ha contribuido a crear imágenes y estereotipos sociales que llevan a espacios sociales para los distintos colectivos inmigrantes. Desde la perspectiva de los trabajadores autóctonos de la construcción existe una preocupación genérica por la presencia de inmigrantes en situación irregular por el peligro de que contribuyan a deteriorar, aún más, las condiciones generales este trabajo (Pág. 64).

 
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