3.2.1
Los Usuarios Educativos y Culturales de las TICs en su Convergencia
Digital
Uno
de los primeros parámetros a considerar, es el de los propios usuarios
y aplicadores educativos y culturales de las TICs, los cuales
serán definidos como aquellas personas o instituciones sociales,
públicas y privadas (91), que utilizan, desarrollan
y/o aplican - desde la propia convergencia digital - las
infraestructuras y procesos técnicos, así como los contenidos y
servicios educativos y culturales puestos a su disposición.
Analizar
pues las características sociales y económicas del mercado de los
medios o tecnologías multimedia interactiva en el campo de la educación
y la cultura, es definir ante todo: por un lado, la diversidad
de usuarios, profesionales, institucionales o domésticos, a
los que van dirigidos los servicios o productos que se generan,
se ofrecen, se utilizan o se consumen; y por otro lado, los propios
organismos que los generan y/o invierten en su producción y distribución
dentro del mercado establecido. No hay que olvidar que en el
mercado de los servicios y productos multimedia en la educación
y la cultura, no sólo se siguen las directrices institucionales
o requerimientos colectivos o individuales de sus usuarios reales
y potenciales, sino esencialmente las clásicas y actuales estrategias
de mercadotecnia y publicidad donde se impone el producto o servicio
ya generado.
No
habrá que olvidar que el buen uso y aplicación de las TICs en el
campo de la educación y la cultura, recae, en cierta medida, en
las personas involucradas dentro de los procesos educativos
y culturales, pero fundamentalmente en sus responsables y usuarios.
En la medida en que éstos han de estar abiertos a la adopción de
las TICs, y sean capaces de asimilarlas, será posible avanzar hacia
nuevos y mejores modelos educativos y culturales de mayor calidad
y que pueda dotar a todas las personas de la información y los conocimientos
necesarios para desenvolverse en la sociedad actual.
Para
ello se deberá fomentar el despliegue de las infraestructuras de
las TICs, así como una gestión que incorpore de una manera natural
su uso educativo y cultural; y esta propuesta deberá producirse
en todos los niveles educativos y ambientes culturales, tal y como
ya se ha venido planteando. Es necesario que todas las instituciones
y personas, se involucren en el uso de las TICs, y así lograr que
los hogares, centros educativos, culturales y de trabajo se conviertan
en sitios desde donde se desarrolle una educación y cultura digital
acorde con las necesidades y deseos de la sociedad.
Si
bien es necesario conocer siempre el número de usuarios y aplicadores
de las TICs en el campo educativo y cultural, es evidente que
debido a las dificultades estadísticas para hacerlo - y tal como
lo hemos planteado en el apartado 1.2 dedicado a la brecha digital
estadística -, quizá la mejor manera de tener una referencia
comparativa de ello sea extrapolando con el número de usuarios en
general, tanto de Internet como de otras tecnologías informáticas,
audiovisuales o multimedia.
Actualmente,
y como consecuencia de las pirámides demográficas, en la mayoría
de los países del mundo, los usuarios mayoritarios de las
TICs se ubican entre los 25 y 44 años, y se mantiene la fuerte correlación
entre el grado de formación alcanzado y la utilización de estas
tecnologías comunicativas. En efecto, a través de una proyección
de datos, se sabe que las personas que poseen o cursan estudios
universitarios, son las que más utilizan las TCIs (92).
En
cuanto a la distribución por clases sociales de los usuarios a las
TICs, se observa como hay una clara separación en este aspecto entre
personas con un alto o mediano poder adquisitivo, y las de menores
ingresos. Habrá que seguir esperando que esta brecha se cierre con
diversas iniciativas de origen público pero, en especial, las de
carácter educativo y cultural.
En
cuanto a la distribución por clases sociales de los usuarios a las
TICs, se observa como hay una clara separación en este aspecto entre
personas con un alto o mediano poder adquisitivo, y las de menores
ingresos. Habrá que seguir esperando que esta brecha se cierre con
diversas iniciativas de origen público pero, en especial, las de
carácter educativo y cultural.
Continuando
con la tendencia experimentada en los últimos años, las diferencias
entre hombres y mujeres siguen recortándose, y aunque todavía la
mayoría de los usuarios individuales son varones (93),
esta diferencia se han ido reduciendo en mayor medida en los tramos
de edad más jóvenes, donde la proporción es más parecida entre si.
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