A MODO DE EPÍLOGO
HACIA UNA ACTUACIÓN CREATIVA

Creemos que los datos empíricos que hemos recogido para este informe no pueden enfrentarnos con mayor claridad al problema y respaldar la posición que guió la elección del título (el “efecto Pigmalión”). La televisión se muestra igualmente capaz de modelar e influir en nuestras virtudes y en nuestros defectos, y parece estar haciéndolo en ambas direcciones. Sería maravilloso que el medio fuera incapaz de hacer el mal y muy capaz de hacer el bien; o tranquilizador que no tuviera efectos notables, ni positivos ni negativos. Pero como todos los buenos instrumentos humanos se muestra muy eficaz para hacer lo que le pidamos.

Restan muchos problemas importantes en relación con la televisión y el desarrollo de la infancia que no hemos tocado. Y los que hemos abordado tienen solo un cierto grado de cobertura. Pero confiamos en haber mostrado que estamos ante uno de los grandes problemas con relevancia en las políticas culturales para el siglo XXI. En su carácter de primer paso, terminamos este informe ya con cierta brevedad. No vamos a extendernos en las consideraciones y reflexiones que se desprenden de la diversidad de problemas abordados en todos los capítulos y de otras eventuales concernientes a los aspectos no abordados. Por dos razones:

La primera razón es de procedimiento. El objetivo que se nos ha marcado no es ése, que en cambio constituye otra tarea específica que sabemos contempla el CNICE en su plan de estudios. La segunda razón es más compleja: afecta a la necesidad de un debate y un programa de investigación más abiertos y completos para realizar ese balance.

Pensamos que el panorama internacional que hemos expuesto requiere pasos a nivel nacional –articulado con el internacional– para ponernos al día en un tema vital para nuestra infancia y nuestra ciudadanía. Y esos pasos –en la línea de incremento y programación sectorial de la investigación, de las políticas de creación audiovisual, formación de especialistas, programas ecológicos sobre los contextos de crianza y culturales–, a los que desde luego podríamos aportar nuestras reflexiones y conocimientos en un marco adecuado, desbordan sin embargo el papel que podemos jugar en este informe, desde la prudencia, y desde nuestra sincera convicción de que será necesario dar esos pasos en una armónica y abierta diversidad de todos los agentes sociales y culturales implicados.

Sólo deseamos resaltar aquí cuatro ideas:

• La que guía el título del Informe. El nombre Pigmalión hace referencia a que la televisión que tengamos para nuestros hijos es una hechura nuestra, un ideal concebido a nuestra imagen y semejanza. La nuestra, aunque cabrían otras, es una lectura de esa idea, y coloca la responsabilidad y las posibilidades en nuestras manos.

• Las posibilidades pueden verse desde el pesimismo. En estas páginas hemos procurado, sin evitar ser realistas y pintar en negro o rojo cuando ha sido necesario, mantener un tono positivo, centrado en las posibilidades de creación, de actuación, focalizando el problema hacia el futuro y procurando liberarle de un lastre innecesario de complejos o reproches. No es que pensemos que no estamos ante un gran problema, sino que pensamos que la manera positiva de afrontarlo es marcar un mayor énfasis en las grandes potencialidades y alternativas abiertas y sin desarrollar para buscarle soluciones.

• Por eso hemos enfatizado dos grandes líneas de acción respaldadas por la investigación internacional. La de la actuación creadora y positiva sobre los potenciales audiovisuales de producción (sin obviar la restricción normativa de modelos problemáticos; pero la inexistencia de modelos negativos no genera por sí sola los positivos). El foco principal de preocupación para la sociedad y para las propias cadenas debe estar en apostar por la ilusión y el uso adecuado de los potenciales descubiertos, creando programas y actuaciones de calidad. El reenfoque de la investigación hacia los contenidos y las dietas audiovisuales respalda esa opción.

• La otra línea de actuación positiva que hemos ido avanzando es la del diseño de contextos culturales de desarrollo, y el seguimiento de trayectorias de desarrollo de distintos grupos de niños, desde la actuación en una perspectiva de la ecología cultural. En un entorno cambiante, el modo positivo de hacer las cosas no es ignorarlas ni reaccionar con lentitud o acumulando tardías lamentaciones, sino generando y anticipando actuaciones positivas.

Es evidente que existen profesionales muy valiosos en la investigación, en la creación, en la educación y la cultura en nuestro país para hacer frente a todos los retos (si no hemos citado a todos es porque es imposible recoger todo lo que los autores desean en un Informe en el tiempo y condiciones que hemos afrontado, pero también, sin duda, por nuestras propias limitaciones). Estamos seguros de que uno de los primeros pasos será evaluar ese potencial humano para que pueda aportar su valía en el desarrollo de un entorno cultural y educativo creador y de calidad para nuestros niños.

 

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