PARTE II. EL IMPACTO GENÉTICO-CULTURAL DE LA TELEVISIÓN. ANÁLISIS FUNCIONAL

3. LA FORMACIÓN DE LA MIRADA: LA TELEVISIÓN Y EL DESARROLLO ATENCIONAL Y PERCEPTIVO

1. La atención es el sistema básico de orientación y posicionamiento del niño en el entorno perceptivo. En un mundo cultural denso y ruidoso el niño necesita, de manera muy especial, una función atencional sólidamente desarrollada.

2. Existen indicios de un proceso de alteración creciente de los marcos culturales y el tejido de recursos sociales para construir la atención voluntaria y la percepción consciente; especialmente se ha denunciado la “explotación atencional” por parte de ciertas producciones en televisión como medio forzado de cautivar audiencias. Los niños que ven demasiada televisión (especialmente programas que emplean la “explotación atencional”) tienen un riesgo elevado de sufrir retrasos y alteraciones en el desarrollo de su atención voluntaria y de su percepción inteligente.

3. Existen asimismo indicios del aumento de problemas de atención sostenida en las tareas escolares en muchos niños de las nuevas generaciones, tanto con patologías definidas y diagnosticadas como tales (síndrome TDAH), como con afectaciones más leves de su capacidad atencional y directiva.

4. El recurso a programas educativos bien diseñados dirigidos a los niños con problemas atencionales puede paliar el retraso atencional, al construir la atención voluntaria y recomponer el modo atencional ante el cine y la TV, así como al desarrollar capacidades perceptivas avanzadas específicas para guiar las actividades voluntarias esenciales en el aprendizaje escolar.

 

3.1. EL DESARROLLO DE LA ATENCIÓN: UNA MIRADA CULTURAL

En 1978 el premio Nobel Herbert Simon llamaba la atención sobre la atención, tratando de enfatizar que en la investigación de los procesos de comunicación humana podría tener más importancia temática que la información misma:

No tengo conocimiento de que haya habido un desarrollo sistemático de una teoría de la información y de la comunicación que se ocupe de la atención, más que de la información, en cuanto un recurso limitado (Simon, 1978, p. 13).

Desde entonces la situación ha cambiado considerablemente. Efectivamente los medios de comunicación han obligado a comprender a los investigadores que información y atención son dos procesos íntimamente interconectados. La llamada “sociedad de la información” está descubriendo que detrás de la opulencia informativa se encuentra un desafío histórico por que esa información sea adecuadamente atendida y tratada.

 

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