Es aquella característica de una empresa que la distingue del resto y la coloca en una posición superior para competir. Se alcanza mediante la puesta en marcha de alguna de las tres estrategias competitivas definidas por Porter en su modelo de análisis competitivo, y se basa, por lo tanto, en el ahorro de costes, la diferenciación de productos o la segmentación de mercados. Su explotación es fuente de beneficios, por lo que una vez obtenida, la empresa que la detenta debe esforzarse por sostenerla el mayor tiempo posible. Hoy en día, las ventajas competitivas suelen desaparecer pronto, al reaccionar los competidores con rapidez y desarrollar acciones que las anulan.
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