Los centros de transformación deben tener renovación de aire para evacuar el calor generado por la pérdidas de potencia en el transformador. De esta forma se evita un aumento de temperatura que perjudicaría a los aislamientos. La ventilación natural se realiza con una rejilla de entrada de aire frío, a unos 30 cm del suelo como mínimo, y una salida de aire caliente con otra rejilla de mayor superficie colocada en un nivel superior a la primera un mínimo de 1,30 m. Los centros subterráneos o semienterrados se utilizan rejillas horizontales con conductos de hormigón que comunican con el local del transformador. En este caso es importante que exista un sistema de recogida de aguas. Si se requiere ventilación forzada se emplean ventiladores.
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