Láminas coloreadas (de plástico, habitualmente, o de cristal) que se colocan delante de la fuente luminosa cuya función es colorear la luz. El cambio del color de la luz se debe al pigmento del filtro que actúa como un selector de luz, transmitiendo las longitudes de onda de su propio color y absorbiendo el resto. Los colores de estos filtros se manejan con sistemas numéricos y nomenclaturas de los distintos fabricantes. Es conveniente contar con la información sobre el porcentaje de transmisión de cada longitud de onda de luz que pasa por el filtro, así como la corrección de temperatura de color. Esta información se muestra en todos los catálogos de filtros. Los filtros de color se reponen frecuentemente puesto que la absorción del filtro se traduce en calor que, sumado al efecto de las radiaciones ultravioletas, ocasiona su decoloración.
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