Es el número de muestras de señal eléctrica que se toman por cada segundo, al realizar el muestreo de una señal eléctrica analógica, en el proceso de conversión analógico a digital. Según el teorema de Nyquist, para poder realizar una reconstrucción posterior fidedigna de la señal original analógica es necesario que la frecuencia de muestreo sea al menos el doble de la frecuencia máxima de oscilación de la señal analógica inicial. Es decir, si por ejemplo tenemos una señal de sonido que llega hasta los 12 KHz, la frecuencia mínima de muestreo debería ser de 24 KHz.
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