Define la forma en que una empresa compite en el mercado y se enfrenta al resto de competidores para obtener ventajas competitivas sobre ellos y mantenerlas el mayor tiempo posible. En su modelo de análisis competitivo, Porter define las estrategias competitivas como acciones ofensivas o defensivas, que una empresa desarrolla para enfrentarse a las cinco fuerzas competitivas que existen en un sector industrial. Tienen por objeto alcanzar una posición de ventaja sobre los competidores, que sea defendible a largo plazo. Porter distingue tres estrategias competitivas básicas, que pueden usarse individualmente o en conjunto: liderazgo en costes; diferenciación; segmentación o enfoque. La estrategia de liderazgo en costes supone producir más barato que la competencia y ofrecer precios más bajos, manteniendo la calidad a un nivel aceptable. La estrategia de diferenciación consiste en ofrecer un producto o servicio que presente alguna ventaja comparativa sobre los de la competencia, que sea mejor en cuanto a prestaciones y sea percibido por los consumidores como diferente. La estrategia de segmentación o enfoque consiste en centrarse o especializarse en un grupo de clientes o segmento del mercado, logrando dentro del mismo alguna ventaja sobre sus rivales.
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