Estructuras químicas de naturaleza diversa que adicionadas al alimento aumenten la eficacia del mismo, mejoran el índice de crecimiento y elevan el nivel de producción de los animales de granja. Pertenecen principalmente a dos grupos: antibióticos y hormonas, aunque existen otros productos químicos que también desarrollan estas acciones. A pesar de ser administradas con el alimento, tales sustancias no son nutrientes y no cabe considerarlos como elementos esenciales de la dieta. Por ello, sus efectos sobre la nutrición de los animales son de carácter secundario. Los antibióticos mejoran las respuestas de crecimiento de los animales como efecto colateral a su acción bacteriológica. Tal efecto se obtiene sobre cerdos, terneros, pavos, pollos, corderos, ... con cantidades de entre 5,5 y 33 gramos por tonelada de pienso. Los estrógenos, andrógenos, progestágenos y hormonas del crecimiento también estimulan el desarrollo y engorde de los animales productores de carne. El dietilestilbestrol (DES) es un excelente promotor del crecimiento. La tiroxina aumentan la tasa de desarrollo de cerdos y terneros creando un leve estado de hipertiroidismo. El sulfato de cobre también se utiliza expresamente para este fin en cantidades de entre 200 y 250 partes por millón de cobre (valores por encima de este límite superior pueden provocan en los animales efectos tóxicos).
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