Es otro de los métodos empleados en el IRPF para determinar el rendimiento neto de las actividades empresariales y profesionales, que se obtiene, al igual que en el método de estimación directa normal, por diferencia entre ingresos y gastos, calculados ambos en base a las normas previstas en el Impuesto de Sociedades. Su diferencia respecto al método de estimación directa normal reside en que se emplea un procedimiento más simplificado para la cuantificación de determinados gastos deducibles: las amortizaciones del inmovilizado material se determinan en base al método lineal y con arreglo a la tabla prevista para esta modalidad, en la que se establecen los coeficientes máximos y los periodos de amortización máximos que se pueden aplicar. En concepto de provisiones y gastos de difícil justificación se puede deducir un 5 % del rendimiento neto. Disminuyen las obligaciones contables y regístrales con respecto al método de estimación directa normal, no siendo necesario llevar una contabilidad ajustada al Código de Comercio. Basta con el mantenimiento de determinados libros-registro (ventas e ingresos, compras y gastos, bienes de inversión, etc.).
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