La dureza depende casi siempre de la cohesión de las fibras y de su estructura, y consiste en la mayor o menor dificultad puesta por la madera a la penetración de otros cuerpos como clavos, tornillos; o a ser trabajada con el cepillo, la sierra, el formón o la gubia. Las maderas fibrosas son más duras; las más ricas en vasos, son más blandas. La dureza varía según la clase de árbol, aun en el mismo tronco. El árbol es más duro en su interior (corazón o duramen), y más blando al exterior (albura). La dureza cambia con el secado. Las maderas verdes son más blandas que las secas. Las maderas duras son más apreciadas que las blandas. Según su dureza las maderas se clasifican en: a) durísimas: ébano, boj, encina. b) duras: cerezo, arce, olmo, roble. c) semiduras: haya, nogal, castaño, peral, plátano. d) blandas: abeto, abedul, aliso, pino. e) muy blandas: pino de América, chopo, tilo, sauce, balsa.
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