Para la medición de velocidades angulares se utilizan con frecuencia las dínamos tacométricas, las cuales ofrecen un nivel de tensión variable en función de la velocidad angular de giro. En ellas, el campo magnético se obtiene, por lo general, por medio de un imán permanente de herradura con 2 piezas polares entre sus ramas. La espira del inducido, situada en el entrehierro, gira a una velocidad angular. Dicha espira es atravesada por un flujo magnético que varía y que por tanto genera una tensión entre sus extremos. Realmente la dinamo está construida por un estator donde está el imán y por un rotor, en el que están arrolladas N espiras, separadas entre sí por un ángulo eléctrico. La señal de salida se obtiene a través de 2 escobillas, del colector se obtienen los voltajes senoidales. Es fundamental en la dinamo tacométrica su constante (que proporciona el fabricante) que indica la variación de voltaje por radianes/segundo.
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