Hasta que se inventó la televisión en color, solo existía televisión en blanco y negro. El sistema de televisión en color se tuvo que desarrollar de modo que una imagen tomada en color y transmitida a un receptor en blanco y negro se viera perfectamente en este receptor, aunque, por supuesto, en blanco y negro (compatibilidad directa). Por otro lado, una señal tomada en blanco y negro, transmitida hacia un receptor en color también se tenía que ver correctamente, aunque, de nuevo, en blanco y negro (compatibilidad inversa). Esto se consiguió transmitiendo hacia los receptores la luminancia y otras dos señales llamadas diferencia de color que fueran nulas para los tonos grises.
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