Es el tipo de pulverización que se consigue con un chorro transportado por el aire, es decir, neumático. Por este motivo también se le conoce con el nombre de pulverización neumática. Las gotas se forman gracias a la corriente de aire, careciendo de boquillas propiamente dichas, aunque a los artificios e ingenios formadores de gotas se denominan boquillas neumáticas. Es una pulverización a bajo volumen, gastándose en las aplicaciones una décima parte del caldo plaguicida por hectárea que una pulverización a volumen normal. Así, para cultivos herbáceos se utiliza de 75 a 250 litros por hectárea y en cultivos arbóreos de 250 a 600 litros por hectárea.
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