El material empleado en la fabricación de conductores de líneas aéreas es, principalmente, el aluminio, ya que es más ligero que el cobre. Sin embargo, es un material más frágil. Para evitar la rotura de los cables, se utiliza un núcleo formado por alambres de acero, que da consistencia al conjunto ante los esfuerzos mecánicos. El fabricante proporciona la carga de rotura, que indica la fuerza máxima que es capaz de soportar el conductor. Las tensiones mecánicas a las que queda sometido el cable de una línea aérea son: a) durante el tendido: un esfuerzo de tracción al desenrollarlo de la bobina en la que se suministra. Se utilizan máquinas de tiro y frenos mecánicos para que la fuerza aplicada quede lejos del valor de la carga de rotura; b) durante el servicio: el propio peso, el efecto del viento, cuando éste sopla en una dirección transversal a la línea, y la sobrecarga de hielo, que incrementa el peso del conductor. Las tensiones mecánicas no son constantes a lo largo del año, ya que los cambios de temperatura provocan cambios en la longitud de los conductores.
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